miércoles, 3 de julio de 2013

Intermedio II

IN MEMORIAM
PIEDAD AGUILAR RODRÍGUEZ
(1921-2013)

Carta a mi primo Fernando Aguilar Campos, 
escrita en la mañana del 3 de julio de 2013.

En estos momentos estaba yo a punto de escribirte, Fernando. Sí, anoche me llamó Beatriz y me dio la... Iba a decir "triste noticia", pero a estas alturas de mi vida, después de ver partir a mi madre, a tu padre, a mi padre, a mi hermano gemelo, a Tere (mi tía), a Tere (mi prima), a Mago, a Fay, a... ¿cuántos quedamos? No sé, todavía muchos (y los Aguilar seguirán brotando en esta tierra bendita); pero lo cierto es que ya no puedo hablar de tristeza sino de la dulce convicción de que los Aguilar Rodríguez, nuestra fuente, como todas las fuentes buenas, no se van sino que se trasminan y viajan a lo más profundo de nuestro ser. ¡Pitié, Pitié! Chepe para ti. Sí, te recuerdo, Nando, chiquito, llamándola Chepe (y yo pensaba que le decías Chepe porque tus cachetes te impedían pronunciar Pitié). Pitié, Chepe, la de los abrazos que ahogaban de tanto afecto. Su sonrisa, sus ojos vivos. Se va en busca de su hermanito Agus y de sus otros hermanitos (Carlos, Ismael, Tere, Fay, Nico...), en busca de sus padres, Esperanza e Ismael. Y ya podemos imaginar lo que pasará cuando se encuentren, donde sea que se encuentren: alguien va a comenzar a poner el desorden... y todos terminarán untados de mango, entre risas inconfundibles.  ¿Cómo le decía Pitié a mi papá? A mí, Pitié siempre me dijo Tin. Y me gustaba. Y me gustaba que nos enseñara su colección de refrescos de miniatura. ¿O eran de tía Esperanza? En estos días, a propósito, estoy transcribiendo la correspondencia amorosa de mis padres, y en las cartas de 1947 aparecen muy seguido Pitié, Laura y Mago, porque pasaron algunos días en casa de mis abuelos maternos, con mi mamá. 

Somos afortunados, Fernando, fuimos niños felices con padres y tíos cuya bondad profunda se tradujo siempre en buen humor, en chistes, en amor, en amor, en amor. Se va, pues, Pitié, una mujer a la que le debo parte de mi felicidad y el placer de preparar pasteles de lodo.

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