domingo, 26 de mayo de 2013

25 de mayo de 1947



María de la Luz:

Hace tres años o dos, en el automóvil, te quise decir que me escribieras. Ahora, ese mismo pensamiento te lo propongo, es decir, que me escribas (si quieres, lo hago primero yo). ¿A nombre de qué? A nombre de que eres una persona, para mí, muy estimada desde que te conocí.

Muchas palabras que te dije este día, seguramente no las entendiste; pero créeme que la única virtud que conservo intacta es la sinceridad. Nadie más que yo podrá explicarte lo que hayas oído y oirás en lo futuro. Por ahora, mi dirección es sencillamente: Universidad de Puebla, con mi nombre y los dos apellidos.

25-V-47

NOTAS. Hasta antes del hallazgo de esta tarjeta, sabíamos que Agustín había conocido a María de la Luz en septiembre de 1941. Ahora sabemos, gracias a este descubrimiento, que hubo encuentros familiares entre abril de 1944 y mayo de 1947. Señalo con cautela el inicio de este lapso, pero lo hago con el propósito de fortalecer una hipótesis, que presento aquí en forma de pregunta: ¿Asistió Agustín al entierro de Pa (José Luis Osorio Mondragón)? No puedo aún afirmarlo, pero es posible que ese doloroso acontecimiento haya hecho que, con 20 años de edad recién cumplidos, Agustín haya viajado entonces a la Ciudad de México, para representar a sus padres durante el funeral. En próximas cartas (las correspondientes a agosto de 1947), Agustín señala claramente que no conoció a Pa. Esto me permite afirmar contundentemente dos hechos: (1) José Luis Osorio Mondragón no asistió a la fiesta de 15 Años de su sobrina María de la Luz (su presencia habría sido notable y Agustín la recordaría). (2) Después de conocerla en septiembre de 1941, Agustín no volvió a ver a su prima hasta abril de 1944. Insisto, sin embargo, que esta fecha de reencuentro debe comprobarse con más elementos de información. De todos modos, quedan otras preguntas en el aire: (a) ¿Cuáles fueron esas "muchas palabras" que dijo Agustín en el automóvil de 1944 ó 1945? (b) ¿Por qué tardó dos años en dar el siguiente paso (una tarjeta)? (c) ¿Qué es lo que María de la Luz oyó entonces, que Agustín advierte que "sólo él" puede explicar? (d) ¿Qué es lo que podría oír en el futuro? No sé responder las preguntas a y b, pero creo tener una explicación para la c y la d: Margarita Cugurú. De ella, hablaremos en otra ocasión.
Viñeta de Historia Gráfica en LA mayor
Dibujante: Agustín Aguilar Rodríguez
Registro de fechas: María de la Luz Tagle Osorio

Nota bene. En realidad, sí hay un detalle conocido de lo sucedido en el automóvil de 1944/45. Para despedirse y antes de bajar del carro, Agustín dijo a María de la Luz: "Me gustan mucho tus trenzas". Ella sonrió, lo miró con detenimiento y respondió: "Porque te gustan a ti, nunca me las voy a cortar".

María de la Luz no cumplió su promesa: en su siguiente encuentro, ella ya se había cortado las trenzas. Este hecho fue un golpe muy duro para Agustín, y el dolor de la herida lo hizo perder fuerzas y esperanzas. Supuso, equivocadamente, que María de la Luz no estaba interesada en él. Es probable, entonces, que esta "desilusión" responda a la pregunta b.


sábado, 25 de mayo de 2013

7 de febrero de 1947

México, a 7 de febrero de 1947.

Sr. Agustín Aguilar R.
Puebla, Pue.

Agus:

Como tú, yo también tengo fe en que Dios me perdonará todo lo que estoy haciendo sufrir a mis papás y a todos ustedes; pero, eso sí, yo no puedo renunciar a Alejandro ni terminar con él, pues lo quiero como no te puedes imaginar, así es que si tú puedes mejor hacerme el favor de convencer a todos…

Yo no creas que estoy muy contenta estando fuera de Puebla y sufriendo por no ver a Alejandro. Todo esto me puede, pero todo lo hago así, ya que no hay manera de convencer a mis papás. Cuando vuelva, ya Alex tendrá todo arreglado. Y si no quieren una deshonra, como dicen, se tendrás que atener a peores deshonras. 

Así es, Agus, que no creas que haré lo que me dices en tu carta, ya que lo he intentado y no he podido. Sé que es lo mejor, que debía ver por la felicidad de los de casa; pero para la mía… sería mi fracaso, ya que lo que veo en ustedes es un egoísmo que Ismael les metió.

Bueno, Agus, ya te digo: que no intentes convencerme, ya que es imposible. Mejor pídele a Dios porque todo se arregle bien y que si me he de casar con Alex sea yo feliz. Adiós, Agus. Te manda saludos Nené. Y tú recibe un abrazo de tu hermana.

Laura.

NOTAS. Laura se encuentra en la Ciudad de México, en casa de tía Luchena (Luz Elena Osorio Mondragón, Ma), con María de la Luz, quien la ha recibido y en quien ha encontrado una confidente y un apoyo moral. 

viernes, 24 de mayo de 2013

19 de diciembre de 1938

México, D.F., 19 de diciembre de 1938


Mi nenito:

Contesto tu cartita de ayer, celebrando que estés contenta y que hayas llegado bien. Olvidaste decirme cómo sigue tu tío, pues ya sabes que todos por aquí nos interesamos por su salud.

Pensaba llevar a tu mamá y a Lilita ayer domingo, pero resolvimos transferir el viaje para el domingo próximo, en vista de que tu tío preferiría que llegásemos cuando estuvieran ya instalados.

Te extrañamos bastante. La casa sin ti se ve muy triste. Confío en que tus tíos tomarán en cuenta mi sacrificio.

El sábado próximo le haremos su posada a Lilita. Ella dice que sólo a ti chiqueamos. Y para que vea que también a ella consideramos, procuraremos que esté contenta. El sábado la llevó tu mamá a una posada. Se fueron a las seis porque, según la invitación, comenzaría la fiesta a las seis y media. Me quedé cuidando la casa, hasta que regresaron, que fue después de las 9 y media de la noche, que ya mero llegaban a las 9 y media de la mañana del día siguiente. Ya te imaginarás cómo estaría yo de contento con tanta tardanza. Pero tu mamá dice que tuvo que “cantar”. Veremos cuando “canto” yo.

Cuídate mucho, saluda a tus tíos en mi nombre y recibe muchos besitos de tu padre, que te envía con su cariño la bendición.

José

NOTAS. (1) La fotografía de María de la Luz con la que ilustro esta entrega corresponde a 1928, es decir, diez años antes de la carta presente. La belleza y la ternura de la niña María de la Luz puede embelesarnos tanto que acaso descuidemos algunos detalles de la escena. María de la Luz se encuentra junto a la fuente de piedra del jardín de la casa de Civilización 43; al fondo, del lado izquierdo, se encuentra la Biblioteca-Dormitorio de José Luis Osorio Mondragón (Pa), todavía con sus paredes de madera y vidrieras emplomadas; al fondo, en el centro, alguien observa. ¿Quién es? (1a) A María de la Luz le decían desde siempre "Nené", pero ahora descubro que el abuelo José lo usa en género masculino. (2) Cuando pregunta por el tío, José se refiere precisamente a José Luis, quien desde entonces ya presenta signos graves de enfermedad (Pa muere seis años después de esta carta, en 1944, cuando María de la Luz cuenta con 17 años de edad). (3) En 1938, María de la Luz tiene apenas 12 años, y sabemos que desde entonces la niña pasaba largas temporadas en casa de sus tíos José Luis y Luz Elena (Pa y Ma). Pero en este caso parece que están de viaje y que sus padres y su hermana menor los alcanzarán el algún momento ("cuando estén ya instalados"). (4) "Confío en que tus tíos tomarán en cuenta mi sacrificio" proyecta una actitud habitual del abuelo José, quien no perdía ocasión de subrayar todos los esfuerzos que hacía por la familia. (5) El final  ("Veremos cuando canto yo") es una joya: con ella podemos casi reproducir los tonos y las maneras de ser del abuelo José, podemos casi escuchar su voz de permanente reclamo. Esto, en mi opinión, no lo hace un hombre despreciable sino, al contrario, un ser adorablemente frágil que demandaba cariño. Y ese cariño, no me queda duda, siempre lo tuvo de su hija mayor.

6 de noviembre de 1940

Mi hijita:

El amor más sincero y desinteresado con el que debes contar es el de tus padres. Ellos darían su vida por ti.

José Luis Tagle y Aguilar

jueves, 23 de mayo de 2013

7 de marzo de 1931

México, a 7 de marzo de 1931.

Señor Doctor y Presbítero
Don Guillermo Tristchler
Tacubaya


Muy estimado y Rev. Padre:

El día 21 de febrero pasado estuve a buscar a usted para saludarlo, entregarle un insignificante obsequio (que me permití dejarle, al no poder ver a usted) y comunicarle algo que Conchita y yo deseamos que llegue a su conocimiento.

Ruego a usted encarecidamente permita que moleste su atención.

He preferido siempre el sacrificio, antes de hacer mi defensa, y aunque jamás he creído no tener culpa, también estoy absolutamente seguro de que no todo es culpa mía, y siento verme obligado a acusar. Las dificultades que no han cesado en mi hogar son única y exclusivamente obra de la atracción que se ha ejercido para mi esposa, nulificándome en todos sentidos. Su familia no ha quedado conforme con la separación y hoy se busca el acercamiento contra mi tranquilidad. 

No importa que se cierna sobre mí el buitre de Prometeo, y si desde hace cinco años Conchita olvida que su hogar, que yo he formado, es su única casa y abandona contra viento y marea la obligación que tiene de permanecer en ella (todos los días, mañana y tarde, pocas, muy pocas veces, sólo en la mañana), pues siempre está en la casa de sus hermanos. Ya podrá uno imaginarse cómo será viviendo a cincuenta metros de distancia de su familia.


Algunos disgustos me han precipitado a excesos desagradables, que lamento con toda mi alma; pero el último habido me enseñó la amarga realidad. Ese disgusto fue quizá intencionalmente provocado. ¿Por qué lo creo así? Porque habiéndole pedido perdón a mi esposa y quedando ella conforme, al regresar de mi trabajo, encontré la casa sola, permaneciendo mi esposa alejada de mí dos semanas por un viajecito a Puebla que hizo.

¿Di yo mi consentimiento para ese paseíto? ¿A una esposa le está permitido, ante Dios y ante la ley, abandonar su hogar para ir a divertirse, ya no fuera de la casa sino fuera de la ciudad? ¿No se nota con esto la mala voluntad que se me tiene? ¿Bajo este ambiente puede haber paz en el hogar?

Ahora pasaré a otro asunto: Conchita me ha comunicado que sus hermanos y ella misma están seguros de que yo me casé por interés. Y respecto a esto, ante usted, como sacerdote, le juro que ese interés no está más que en la imaginación de la familia Osorio Mondragón, y protesto y protestaré hasta la hora de mi muerte contra esa calumnia tan vulgar. Tengo una deuda contraída durante la época más terrible de mi vida, cuando estuve sin trabajo (y no por solicitud mía); pero esa deuda quedará saldada.

Para terminar, Luchenita me citó para comunicarme sus proyectos de construcción de una casa para mi familia, por la que pagaría una renta según el monto de la construcción. Esa construcción se haría en los terrenos adquiridos en la misma calle donde ellos habitan. Le indiqué que estaba completamente resuelto a no aceptar (como lo estoy y lo estaré mientras viva). Me contestó que conociendo mi carácter, como lo conoce, ya sabía lo que yo iba a resolver, pero que lo había hecho para descargar su conciencia y que no creyera yo que ella me diría que me adoraba (esto último lo platicó con Conchita en tono festivo). Es una imposición que no aceptaré nunca, pidiendo, a cambio de tantas gracias (?), que me dejen en paz con mis pobrezas y que el gobierno de mi hogar sea respetado.


María de la Luz tenía 4 años en marzo de 1931

Perdóneme usted la libertad con que me he permitido escribir, pero no me encuentro capaz de poder dar a mis letras la elocuencia y brillantez que quisiera.

Con todo respeto, besa su mano su Afmo. y S.S.

José Tagle y Aguilar

NOTA. Es probable que el terreno donde aparece María de la Luz en esta foto, sea precisamente sobre el que se construyó la casa de la que habla el abuelo José.