sábado, 6 de julio de 2013

11 de julio de 1947


Viñeta de Historia Gráfica en LA mayor
Dibujante: Agustín Aguilar Tagle
Registro de fechas: María de la Luz Tagle Osorio

México, 11 de julio de 1947

Agustín:

Son miles las cosas que quisiera decirte y, sin embargo, cuando lo intento, las palabras no fluyen, la cabeza se entorpece y se ve imposibilitada a cooperar con el corazón. Y es porque lo que intento expresarte con palabras no existe en ellas. ¡El lenguaje es tan pobre ante tales sentimientos! Y es por eso que aquí me tienes, deseando decirte mucho… sin decirte nada. 

Pero sobre algo he de hablarte en mi carta, y creo que lo mejor será dejar correr la pluma y abreviar el prólogo.

Por primera vez en mi vida me he puesto a pensar detenidamente todo lo que en un día me sucede. Sola, después de que te fuiste, sentí miedo... Miedo al dejar libre mi imaginación. ¡Qué cobarde es el corazón cuando se ve atado para defender su cariño!

Mas no quiero cansarte con mis quejas. Sólo deseo prometerte que, aun siendo tantos mis defectos, trataré de corregirme.

Se… apagó la luz, y a pesar de eso te continuo escribiendo a la luz de una triste vela. Son las 9 ½ y Ma me está llamando a rezar el rosario. Dejaré hasta aquí mi carta. Mañana… Sí, ¡hasta mañana!

(En la misma hoja)

Julio 12

Ya terminé de arreglar la casa. Son las 12 a.m., y tu tarjeta no ha llegado aún. Todo va sobre ruedas. Y si así continúan las cosas, me daré por satisfecha. Lily ha cambiado bastante, tanto que le pedí (que) me llevara esta carta al correo. ¡Estoy muy contenta!

Mañana domingo será cuando tenga lugar mi “corrida! Ya te contaré, si es que salgo ilesa de ella. Pero no olvides que me prometiste alternar.

También mañana, iré a la Congregación (a la misa). Todo, todo aquello que me cuesta trabajo y me desagrada, lo iré haciendo… ¡por ti!

Espero que hayan llegado bien y que no se hayan olvidado de dar mis saludos. Ya me dirás, cuando me escribas, cuándo vienes (no te fijes si repito una, dos y tres veces la misma palabra; hazte de la vista gorda, ¿eh?). Saluda a mis tíos y a todos en general.

Quien mientras no te olvida vive de tu recuerdo,
María de la Luz.

NOTAS. La carta de María de la Luz es tan expresiva que cualquier comentario corre el riesgo de sólo hacer ruido. Estamos ante una muestra epistolar de lo que Juana de Asbaje llamó "la elocuencia del silencio". Por lo mismo y de cualquier manera, estudiaré esta carta a la luz de Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes. Apenas tenga algunas conclusiones, avisaré a los seguidores de esta correspondencia amorosa.

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