miércoles, 30 de octubre de 2013

30 de octubre de 1947

México, a 30 de octubre de 1947

¡Mi Agustín!

¿Llegaste bien? ¿No tuviste frío al bajar? Con el pensamiento y el corazón estuve a tu lado, pues parte de mi ser te has llevado, y es por eso, tal vez vez, que sólo Dios sabe cómo puedo seguir viviendo lejos de ti; pero me consuela el saber que estas ausencias acrecientan el amor que nos tenemos.

Cuando te vas, pasa por mí un no sé qué, algo que no tiene nombre. ¿Angustia? ¿Tristeza? ¿Dolor? Por más que tratara de definirte este sentimiento, sería inútil. No te lo puedo decir. Y, sin embargo, creo que tú lo sabes.

Dios mediante, en estos días que dejaré de verte, haré todo cuanto deseas, pues es para mí algo muy grande el poder complacerte, aun en lo más insignificante.


Hablé a Horr y Choperena, preguntando por la tela heliográfica, y me dijeron que por rollo cuesta $110.00 y $125.00, y por metro $13.00 y $15.00. Y desde luego que la tienen.

Saluda con cariño a todos en tu casa. Y tú, pedacito de mi alma, recibe el inmenso amor de tu María de la Luz.

NOTA. Gracias a Eduardo Aviña Patiño, uno de los asesores de este blog, sabemos que la fotografía que acompaña esta carta está tomada desde la banqueta norte de la calle de Madero. Atrás de Tía Luchena (Ma) y María de la Luz, podemos distinguir Horr y Choperena, la fachada del templo de San Felipe y el portón de acceso al tempo de San Francisco. 

martes, 29 de octubre de 2013

29 de octubre de 1947

Viñeta de Historia Gráfica en LA mayor
Dibujante: Agustín Aguilar Rodríguez
Registro de fechas: María de la Luz Tagle Osorio


Puebla, a 29 de octubre de 1947.

Mi querida María de la Luz:

Llegué bien a esta ciudad de Puebla y me pongo inmediatamente a escribirte, pues si no lo hago en estos momentos en que, por decirlo así, no tengo quehacer, pues hasta mañana empezaré con el cumplimiento de mi deber…

El viaje lo hice, como te digo, bien. Al llegar a Río Frío, ya había oscurecido y empezaba a salir de las nubes la Luna. 

Al reanudar el viaje, cambié de lugar del que tú me viste sentar al de el frente del camión (junto al chauffer) y pude ir contemplando el paisaje alumbrado por la pálida luz de la Luna, y parecía estarme hablando en secreto de mi felicidad presente. Y al voltear al otro lado, veía yo los volcanes, con su inmaculada nieve, que brillaba con cierto misterio y que parecía presentarme el reverso de la medalla de mi vida, es decir, superación de mí mismo, cumbres que bien yo sé que se ganan solamente con constancia y esfuerzo continuo, cubres de felicidad que espero alcanzar, ayudado por tu amor y con la gracia de Dios.

María de la Luz, eres divina y no descansaré hasta lograr estar en tu Cielo lo más seguro posible.

No te olvides de preguntar lo de la tela heliográfica en Horr & Choperena. Y también habla a la Herrería Hércules por teléfono, diciendo que manden también las ventanas chicas de a metro. El teléfono es 19-03-89, Ericsson.

Saluda a todos y se despide quien te ama con toda el alma.

Agustín





NOTA. Todavía en octubre de 1947, el servicio de telefonía es ofrecido por dos compañías, una sueca (Ericsson) y otra estadounidense (Bell), cada una con sus propios equipos y su particular modo de marcación: mientras que La Mexicana (Bell) utiliza una letra seguida de cuatro dígitos, la Ericsson usa seis dígitos. Una llamada local desde un teléfono público cuesta 5 centavos. Pero recordemos que estamos en octubre de 1947, a dos meses de que aparezca Teléfonos de México.


jueves, 24 de octubre de 2013

24 de octubre de 1947

Puebla, a 24 de octubre de 1947.



Mi amada:

Todo este día lo he pasado en cama, con una calentura de 38 grados y anginas. Es la primera vez que me da tan fuerte. Ahorita son las 3 1/2 y me he puesto a escribirte. No he recibido carta tuya. Ojalá hayas ya recibido mi carta.

Si no fuera por esta enfermedad, hoy estaría en México, pues además de que tengo ya ganas de verte, tengo que ir a buscar un programa para mi examen, pues sólo por eso no nos examinamos.

Hasta la vista. Saludos a todos. Y tú recibe el cariño de quien no te olvida ni un momento.

Agustín

miércoles, 23 de octubre de 2013

24 de octubre de 1947

México, a 24 de octubre de 1947.

Querido Agustín:

Con verdaderas ansias esperaba noticias tuyas, y aunque sólo me consolaba pensando en que tu silencio era debido a la preparación de tu examen, no pude estar tranquila hasta no tener el día de hoy tu carta.

Siento que tu examen se retrase, pero tal vez sea en beneficio tuyo, puesto que así dispondrás de más tiempo.

Varias veces leí tu carta y casi puedo decir que estuve a tu lado en todos los sitios que recorriste. ¡Gracias, bien mío! ¡Me proporcionan tantas alegrías tus descripciones! Y creo que junto a ti pronto, muy pronto, sabré admirar la naturaleza.


Llévame siempre contigo, como lo has hecho en tu último viaje. Enséñame las bellezas que tú admiras, enséñame también a admirarlas.

¿Lo que yo he hecho? Pues... nada que sea de importancia. Sin embargo, esto te lo diré cuando nos veamos.

Dile a Rafael que su foto no salió, que le mando la negativa y que ojalá para la próxima vez que venga sea posible. Para ti son las demás fotografías, que fueron tomadas el domingo 19. Más bien dicho, sólo una de ellas fue del día 19. La otra es anterior.

En tu carta no me dices para cuándo vienes. ¡Dios quiera que sea pronto!

Saludos para todos. Y para ti, amor mío, todo, todo mi cariño.

María de la Luz

domingo, 20 de octubre de 2013

21 de octubre de 1947



Puebla, a 21 de octubre de 1947.

Mi querida María de la Luz:

Todo el día he querido escribirte, pero hasta estas horas, las 8 1/2 de la noche, me tomo un rato para platicarte y mandarte mi amor.

12/octubre/1947. Mi viaje a Tlatlauquitepec. Después de haber arreglado mis chivas (entendiendo por ellas el teodolito con su tripié y el estadal, y una petaquita con ropa y la camarita fotográfica). El domingo, después de comer, tomé un coche de sitio, que me llevó a la terminal de los camiones que van a Mantla. A las dos de la tarde salió el camión. No estaba mal el asiento que me tocó, y después de santiguarme empecé a leer el libro Entre los eternos hielos, del padre Llorente, que está muy interesante (debes leerlo, y me dices si te gusta). 

No me interesaba por la carretera, pues ya la conozco, es decir, la carretera que va de Puebla a Tehuacán. Pasamos por Tepeaca. Ahí me tomé una paleta helada, pues hacía mucho calor en un tiempo completamente despejado. Después, tomamos la desviación a Jalapa, y lo que noté fue que ya no había arco. Parece que lo quitaron porque quitaba la visibilidad. Esta carretera es más bonita. Y a ratos levantaba la vista del libro y contemplaba el paisaje, con el Pico de Orizaba al fondo. 

Llegamos al Seco a las 3:45, donde los choferes comieron y yo tomé dos coca-colas y fumé un cigarrillo.

En el siguiente trayecto, a ratos fui durmiendo, a ratos leyendo el libro. A las 4 1/2 llegué a Zacatepec, donde se deja la carretera Perote-Jalapa y se toma la carretera Zaragoza-Teziutlán-Nautla. Pasé por dos lugares también conocidos, a las 4:45  por Oriental, a las 5 por Libres, a las 5 1/2 por Cuyoaco, donde en enero de 1946 estuve quince días trabajando; a las 6 en Zaragoza, donde en agosto de 1946 salí para Misantla, Veracruz, y ya mero me ahogaba en un río en ese viaje.

Por fin, a las 6 1/4 llegué a Tlatlauquitepec. Ahí me esperaba el señor Manuel Moreno, y me extrañó que tuviéramos escolta de dos soldados, que nos acompañaron al hotel, donde escogimos mi cuarto primero, en el segundo piso (una cama húmeda y medio mala). Platiqué con el señor y después bajé a cenar, lo que hice bastante bien. Y después salí a pasear. Tomé una cerveza y unos cacahuates. 

Estaba el cielo estrellado y me acordé de ti.

Después, me acosté, para levantarme a las 6. Desayuné a las 6 1/4 y a las 7 salimos del pueblo rumbo al cerro, siempre escoltados por dos soldados. 

El señor M. Moreno tiene rota la espina dorsal y le cuesta trabajo caminar. No sabía por dónde era el camino, pero gracias a que el tiempo era muy bueno pudimos por fin encontrar El Manantial, punto de partida para la localización del lote minero de oro y plata. Al frente, teníamos un peñón con una cruz en el cantil formada naturalmente (te mando algunas fotos).

Todo el día trabajamos subiendo el cerro. Y hasta las seis de la tarde, después de discusiones con el señor, que es muy necio, regresamos al pueblo. Cené y cambié de cuarto, no sin antes haber paseado. Y me compré una lámpara de mano, pues la necesitaba para observar las estrellas, pero estaba ya nublado.


Al siguiente día también tuve discusiones con el señor sobre la forma de trazar, y ya merito lo dejaba y me iba; pero hubo un arreglo y seguí trabajando, acabando a las dos de la tarde, pues no hubo necesidad de subir otra vez al cerro. Me regresé a las 3. Tomé el camión a Puebla y a las 8 te hablé por teléfono.

Ya no te sigo aburriendo. Sólo me falta decirte que no he dejado de hacer los siete domingos, y ahorita llevo dos domingos. Están muy bonitos y ojalá san José nos haga muy felices.

Se despide quien no te olvida.

Agustín

NOTAS. (1) El teodolito es un aparato de topografía que sirve para trazar alineamientos rectos y para medir distancias y ángulos horizontales y verticales. El tripié (también llamado trípode) soporta el teodolito y consta de tres patas (de madera o aluminio) regulables. El estadal es una regla de hasta siete metros de longitud, graduada en metros, decímetros, centímetros y milímetros. 
Segundo Llorente Villa
(2) El título correcto del libro que menciona Agustín es En el país de los eternos hielos (3) Su autor, Segundo Llorente Villa, fue un sacerdote jesuita y misionero en Akularak (Alaska). Nació en 1906 en Mansilla Mayor (León, España) y murió en 1986, en Spokane (Estados Unidos). En septiembre de 1935, con apenas 26 años de edad, realiza su primer viaje a Akularak. A su regreso, después de 37 días, viaja a México, visita a la familia Osorio Mondragón y conoce a la niña María de la Luz, quien a sus 9 años de edad atesora en una hermosa libreta autógrafos de figuras prominentes de la iglesia católica. Entre las páginas de este libro se encuentran unas palabras manuscritas del padre Llorente. 


(4) Tlatlauquitepec cuenta con muchos manantiales. (5) Agustín comenta que compró una lámpara de mano para ver las estrellas. No entendemos cómo pensaba el joven ver las estrellas con una lámpara de mano. (6) No sabemos a cuál de los varios cerros de Tlatlauquitepec subió Agustín con el señor Manuel Moreno: ¿Las Ánimas, El Cabezón, Acamalotla, Coatetzin, Punta la Bandera, Cumbre del Mirador, Tepequez, Hueytepec, Jilotépetl? Habrá que investigar en cuál de ellos se yergue una cruz formada naturalmente. (7) ¿Por qué Agustín y el señor Moreno fueron permanentemente escoltados por dos soldados? Es probable que la respuesta esté en el hecho de estar buscando un lote minero (8) Gracias al cuidado que puso Agustín en registrar en su bitácora las horas de su movimiento, podemos afirmar que lo primero que hizo al regresar a Puebla fue llamar por teléfono a María de la Luz.

12 de octubre de 1947

14:00. Salida en camión a Mantla
Sin hora registrada, el camión se detiene en Tepeaca.
15:45. El camión se detiene en El Seco
16:30. Paso por Zacatepec
16:45. Paso por Oriental
17:00. Paso por Libres
17:30. Paso por Cuyoaco
18:00. Paso por Zaragoza
19:15. Llegada a Tlatlauquitepec

13 de octubre de 1947

06:00. Agustín se levanta.
06:15. Desayuno
07:00. Salida hacia el cerro
18:00. Regreso al pueblo

14 de octubre de 1947


06:00. Agustín se levanta.
06:15. Desayuno
07:00. Salida hacia el cerro
14:00. Regreso al pueblo
15:00. Salida del camión a Puebla
20:00. Agustín llama por teléfono a María de la Luz














sábado, 19 de octubre de 2013

20 de octubre de 1947

Puebla, a 20 de octubre de 1947.

Mi querida María de la Luz:

Te estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí y te pido dispensa por las molestias que te he dado. Pero gracias a ti todo ha salido bien.

Siento que no hayas salido a pasear con tu papá.

Como ya te dije por teléfono, recibí los libros. Y ahora que vino Rafael me dio una carta, de modo que ésta te contesta a las dos. También recibí tu regalo y están muy bonitas las corbatas, mucho la azul y lo doble la roja.

Sobre mi examen, te diré que todavía no sé, pero lo más seguro es que no sea el 24, pues ya debía haber pagado los derechos; pero estoy esperando hablar con el director, que nos va a dar un programa; pero no he visto a éste, pues he estado ocupado en acabar el trabajo de Tlatlauquitepec y el de Mayorazgo. Este último ya me tiene hasta el copete, pues ya debíamos haberlo entregado.

Ayer, domingo, me pasé aquí, en casa, haciendo los cálculos del trabajo de Tlatlauquitepec, y para ello me servió el anuario del Observatorio de Tacubaya por el que hice tanto mitote; pero fue que no podía yo atenerme a las eventualidad del correo.


De modo que ya te avisaré de cuándo es el examen y por ahorita me voy a prepararlo, pues son las 9 1/2 de la noche y voy a ir a estudiar a casa de un compañero. Regresaré a la una de la mañana, pues ya cambiamos el horario, pues Ramón, mi compañero, no se levanta a las 5 1/2 de la mañana, y como estas altas horas son las únicas disponibles, así le hacemos, con tal de salir de la materia y poder recibirnos lo más pronto posible, de manera que después sigo escribiéndote, es decir, mañana. Te contaré de mi viaje a Tlatlaqui... detalladamente.

Hasta mañana, amor mío. Me acuerdo mucho de ti. Hasta mañana

viernes, 18 de octubre de 2013

20 de octubre de 1947



México, a 20 de octubre de 1947.

Querido Agustín:

Aprovecho la ida de Rafael para en estas líneas enviarte saludos para ti y para todos los de tu casa. El domingo próximo habrá una fiesta en favor de la iglesia que se construirá a san José de la Montaña. Quisiera que vinieras. Ya tú me dirás si te es posible. Pero de cualquier modo conseguiré tu boleto.

Sí me quisieron cambiar tu corbata por otra menos seria. Ahora mismo te la mando con Rafael. Mientras tanto, recibe el cariño de María de la Luz.


Sesenta años después de esta carta, con María de la Luz ya en el Cielo,
Agustín seguía acudiendo a San José de la Montaña.
Durante mucho tiempo, hasta aproximadamente 2008, ayudó a celebrar misa

jueves, 17 de octubre de 2013

18 de octubre de 1947

México, D.F., a 18 de octubre de 1947.

Querido Agustín:

Espero que ya hayas recibido los libros que deseabas. Ellos los deposité, como te dije, el jueves a las 12 1/2. Lo que no me pareció bien fue que hubieras mandado el giro, pues, aunque te cause admiración, mis ahorros alcanzaban para comprar los libros. Ya tenía pensado gastarlos en algo para ti, y ahora que, con el giro, me devuelves el gusto, el grandísimo gusto de servirte en algo... pues, qué quieres, soy tenaz y en otra forma, quizá menos útil, emplearé mis centavos.

Ayer acompañé a Rafael a la casa de tu compañero Othón. No lo encontramos y sólo pudimos dejarle el recado escrito y el número de teléfono de la casa, para que hable con Rafael. Si no habla hoy o mañana, irá Rafael el lunes a una hora en que lo encuentre.

No te extrañará si te digo que mi papá ya no me quiere llevar a Orizaba. Esto me causa cierto disgusto, pues no hay cosa peor que no tener palabra. Por otro lado, prefiero no salir, ya que sólo lo hacía por darte gusto.

No te olvides de los siete domingos a Nuestro Señor San José. El viernes 24 le pediré mucho al Espíritu Santo para que te ilumine. Tengo mucha fe en Nuestro Señor y mucha, muchísima también he depositado en ti. Saludos para todos. Y para ti el cariño de María de la Luz.

P.D. Perdona la letra, pero me tiembla la mano en forma terrible.

miércoles, 16 de octubre de 2013

16 de octubre de 1947

Puebla, a 16 de octubre de 1947.

Mi querida María de la Luz:

Ya tenía yo ansias por recibir carta tuya, así como de escribirte, pues en Tlatlauquitepec no lo pude hacer. Me tocó buen tiempo y más o menos me fue bien, pues pude regresar a tiempo a seguir estudiando. Ya te contaré más detalladamente mi viaje, pues estoy muy ocupado ahora.

Te mando las fotografías que saqué allá la última vez. Mando un giro de $30.00 a nombre de mi tía Luchena, para que me compre Rafael el Cálculo de estructuras reticulares. Que me lo vaya a comprar Rafael a 5 de Mayo #20 ó 24.  El autor es Fernández Casado. No te molestes mucho con esto. Yo creo que Rafael lo puede hacer. 

Saludos a todos, y tú recibe el cariño de quien no te olvida.

Agustín

P.D. Las fotos, nomás va un ejemplar de cada una. Si quieres, le das a Lili las que quiera. Yo te mando después más, si quieres. 





lunes, 14 de octubre de 2013

14 de octubre de 1947

México, a 14 de octubre de 1947.

Querido Agustín:

Aunque han pasado tres días sin escribirte, esto no quiere decir que te hayas apartado ni un solo instante de mi memoria. Por Rafael supe que te encontrabas bien, y así pude ya estar tranquila. El domingo salió mi papá para Tuxpan. Lo acompañamos hasta el camión. Después, quiso tío Mariano que nos fuéramos a su casa  comer. Más tarde, se entusiasmaron para ir a los Toros y tuvimos que pasar a dejar a mi mamá y a Lili a la casa (pues venía Sergio). Y mientras, mi tío, Elena, Eugenia y yo nos fuimos a los Toros. Estuve contenta, si es que puedo usar esa palabra, ya que lejos de ti es difícil estarlo; pero de todas maneras agradecí la buena voluntad de mi tío y primas. En la noche, merendaron con nosotros.

El lunes no salí en la mañana. Y en la tarde lo hice pero sólo un momento, en que fui a ver a la mamá de Lupita, que aún sigue en el hospital.

Ahora, martes, tampoco salí en la mañana. Y en la tarde fui con mi mamá a Calipini, para que le hicieran unos lentes, pues los suyos se le rompieron.

Mi papá escribió y dice que viene por mí el fin de semana. Me llevará a Orizaba. Ya te escribiré o hablaré, para decirte si esto se lleva a cabo. Espero sólo recibir tu carta y por ella saber el nombre del libro que deseas, para ir a comprártelo.


Rafael Aguilar Rodríguez
Hemos estado muy contentas teniendo en la casa a Rafael, y él me imagino que estará igualmente, pues con mi tía... ya te imaginarás.

Estudia mucho, mi muchachito; pero también cuídate mucho. No te desveles ni hagas cosas que perjudiquen tu salud. Saludos para todos, y para ti el corazón de tu María de la Luz.

NOTA. Lo que María de la Luz insinúa al final de su carta es que la pasión religiosa de Rafael y Ma (tía Luchena) es igualmente intensa: su devoción mariana, su lealtad eclesiástica, su profundo conocimiento de la apologética y su intenso deseo de ajustar la vida al mensaje central del cristianismo (amar), los convirtió en santos terrenales. 

lunes, 7 de octubre de 2013

8 de octubre de 1947

Puebla, a 8 de octubre de 1947.

Mi querida María de la Luz:

Recibí tu carta, y si no le había dado contestación es porque ya volví a estar muy ocupado, pues voy a examinarme a título de suficiencia el 24 de este mes, de tal manera que ahora te escribo rápidamente, deseando que tu papá te llevé a pasear a muchas partes.

Procuraré ir el domingo a verte antes de que te vayas, de modo que allá me darás lo que se me olvidó.

Te mando las fotografías que saqué. Ya me dirás qué te parecen. Pero, aunque no lo creas, voy mejorando como fotógrafo.

Ahora sí te mando la nota de la Roxy. Saludos a todos y tú recibe el cariño sincero de quien no te olvida.

Agustín

P.D. Como no mandé en la mañana esta corta contestación a la tuya del 4 de octubre, en esta misma te doy también rápidamente contestación a tus cartas del 5 y 6 de octubre. Las dos me llegaron hoy. Me gustan mucho tus cartas y quisiera contestarlas más despacio, pero mejor lo guardaré para otra ocasión. Muchas gracias por todo y por tu eficacia. Haces bien en leer poco a poco una novela, pues así se saborea mejor, y de aparentemente trivial pasa a ser provechosa.

Figúrate que de un momento a otro salgo a Tlatlauquitepec. Pero hoy vinieron los señores, y si no hubiera sido porque no tenían en orden sus papeles, hubiera salido mañana. Quedaron de volver, de modo que yo te avisaré por teléfono.

Dispensa la pluma, pero ya sabes que anda mal. Saluda a todos y recibe el amor que te tiene sin medida Agustín.

Júrame




de María Grever
Intérprete: José Mojica

A la carta que envía a Agustín el 7 de octubre de 1947, María de la Luz añade la letra de Júrame, de María Grever. La transcripción es hecha de memoria, por lo que algunos versos están ligeramente modificados. La versión que María de la Luz ha escuchado es la de José Mojica, quien, a propósito, ha sido ordenado sacerdote hace menos de dos meses. Para escuchar la canción, basta apachurrar el título de este texto o la primera fotografía de la columna derecha de esta bitácora.




José Mojica (1896-1974)














María Grever (1884-1951)



7 de octubre de 1947

México, 7 de octubre de 1947

Querido mío:

Hacía apenas unos momentos que Lili había salido a depositar mi anterior, cuando llegó el cartero con una tuya. En ella no venía la nota, como me dices, y la cual no me hizo falta ayer; pero sí me será necesaria para recoger la vajillas, si es que quieres que no te la manden. Pero creo que ya no hay caso, pues prometieron que saldría hoy mismo.

No te olvido ni un solo instante en mis oraciones, que si en algo me las toma en cuenta N.S. es porque sabe mejor que nadie en este mundo cuánto es lo que te quiero y cuán merecedor eres de su ayuda.

Quiero que no te apures por venir. Yo sabré esperar. Y si constantemente en mis cartas encuentras contradicciones, no las tomes a mal, pues aun sin quererlo me vivo deseando tu regreso.

Me presentas la felicidad con tan vivos colores, que los minutos me parecen siglos y sólo tengo ya cabeza para pensar en ella. Y lo que sale de este círculo me parece sin importancia. Cierro los ojos y te siento junto a mí, rodeados los dos de un mundo de dichas: una casita, enredaderas, flores... ¿Pero me concederá Dios llegar a tener tanta dicha? Tiemblo al pensar que todo esto no pase de ser un sueño. ¡Tengo miedo, Agustín, mucho miedo!

El sueño de María de la Luz

Arreglando mi ropero, me encontré con unas fotos del Convento del Desierto de los Leones. ¿Las quieres?

Ayer, en la noche, llovió y me mojé, y quizá a ello se deba que hoy amanecí con algo de bronquitis y un ligero dolor en el pecho. Me levanté a las 11, no por mi gusto sino porque no me dejaron hacerlo más temprano. Espero en Dios que en dos o tres días estaré bien, pues es muy molesto el dolorcito este.

Da nuestros saludos a todos en tu casa. Y tú, amor de mis amores, recibe la vida entera.

Tuya
María de la Luz

P.D. Nuevamente, perdona el papel; pero no me fue posible salir a comprar papel que necesito.

sábado, 5 de octubre de 2013

6 de octubre de 1947

México, 6 de octubre de 1947.




Mi muchachito:

En los momentos en que te escribo (10 p.m.) he dado fin a un día bastante agitado. Me encuentro algo cansada, pero mi cansancio es agradable, pues todo fue de provecho.




 Te contaré lo que hice esta tarde. Primero fuimos a Bucareli a comprar algo que quería Lili. De allí tomamos un camión, que nos dejó en San Juan de Letrán, para pedir la instantánea que deseabas y que me entregarán el miércoles en la tarde.


Después, caminamos hasta 16 de Septiembre 5, departamento 19, en donde está el despacho de Apreciaciones. Quedaron de mandarte las hojitas desde el próximo viernes (ya me dirás si cumplen). Después, a 5 de Febrero, a Ocaña. Compramos el Concierto número 2 de Rachmaninoff (bailable). 

Seguimos caminando hasta Palma, a la Cristalería Roxy. Me costó trabajo que me informaran, pues no querían tomarse la molestia de buscar en el libro por el nombre; pero al fin le dije que era fácil saber buscando por la fecha. Me dijo el señor que no la habían enviado, pero que sin falta saldría mañana. Si acaso no llega en tres días, me dirás... y vuelvo a darles lata hasta que la manden.

Llegamos a la casa a las 5 1/2. Estuve un rato con mi papá. Diario cambia de manera de pensar con respecto a sus vacaciones, y ahora quiere que Mario vaya con él, de modo que yo me quedaré. Como comprenderás, a mí no me queda más que obedecer, pero de ninguna manera iré si es que mi primo va.


A las 6 volví a salir para ir a la casa de las Hermanas de la Caridad, donde se operó hoy la mamá de Lupita. Sólo estuve unos instantes.

Como veras, al cabo de tantas idas y venidas, apetezco la cama como nunca. Por último, te diré que ya terminé de leer Robin Hood. Y mucho esfuerzo me costó leerlo tan sólo a ratitos, pues teniéndolo en las manos no quería despegar los ojos hasta no ver el fin. ¿Qué pensarás de mí al ser tan ansiosa? Bueno... ¿y qué?, si al fin y al cabo estás en lo justo. ¡Te quiero con toda el alma! Y es por eso que no te has ido todavía cuando ya quiero que regreses. Ello es sinónimo de una pregunta: ¿Cuándo vienes?

Tuya
María de la Luz

Perdona el papel, la letra, todo... Y recibe todo mi cariño. Tere, ¿cómo sigue?



NOTA. (1) Las fotografías que acompañan esta carta reproducen algunas de las fachadas que seguramente vio María de la Luz durante su paso por las calles del Centro de la ciudad. (2) ¿Por qué afirma con tanta contundencia María de la Luz que si su primo Mario (Aguilar) va al viaje con su papá, ella no irá? Es probable que ella sepa que Agustín tenga ciertos celos. Recordemos que en 1941, en la fiesta de Quince Años de María de la Luz, Mario fue el chaperón de su prima. Entonces, se trata de un gesto de lealtad.



(3) El ejemplar de Robin Hood que Agustín da a María de la Luz para su lectura pertenece a la colección "Robin Hood", pues sus hijos recordamos claramente que dicha colección estuvo en casa. En ella conocimos a Defoe, a Dickens, a Salgari, a Jack London... y algo había de Verne (aunque la colección de Agustín de novelas de Verne perteneció a otra editorial, de la que en su momento hablaremos).


Se trata de una colección argentina de novelas y leyendas clásicas pensada para los jóvenes. Es muy probable que Agustín haya iniciado la colección desde que llegó ésta a México (circa 1942).