jueves, 27 de junio de 2013

Intermedio I


En esta conocida fotografía de 1947 ó 48 vemos a Agustín dentro de la biblioteca del ingeniero José Luis Osorio Mondragón (1885-1944), tío de María de la Luz, el amado Pa. Ahora que mi hermana Luz Elena subió la fotografía a la red, observé con más cuidado el libro que mi padre tiene entre sus manos y pensé: “Ese libro yo lo conozco, ese libro lo tengo yo, no es un libro, es una libreta… ¡es el cuaderno de autógrafos y dedicatorias de mi mamá cuando era niña!”.

Veamos...

Antes de cumplir los nueve años de edad, la niña María de la Luz ya sabía encuadernar libros y elaborar hermosas libretas. Es probable que ésta sea una de esas libretas, pero no es seguro, pues se trata de un trabajo muy fino para una niña tan pequeña. Cabe la posibilidad de que, en realidad, la libreta que aquí vemos haya sido el regalo que Ma (su tía Luz Elena Osorio Mondragón) le haya hecho con motivo de su santo en 1935.  Y María de la Luz convirtió el librillo en cuaderno de dedicatorias y autógrafos.

Pero detengámonos, porque estamos ante un objeto peculiar...

La mayoría de las dedicatorias y los autógrafos pertenecen a Misioneros del Espíritu Santo, a jesuitas y a ilustres prelados de la época. Es difícil reconocer a los primeros, pues su humildad los hace firmar sin apellidos; pero al menos reconocemos a dos de ellos: al padre Félix de Jesús Rougier, fundador de la orden, y a Martín Tristchler y Córdova, el polémico arzobispo de Yucatán y hermano de Guillermo Tristchler.

Don Guillermo también deja sus letras en el cuadernillo, y lo hace cuando ya es arzobispo de Monterrey. Es él, a propósito, en tiempos de su arzobispado y dos años antes de morir, quien casa a María de la Luz y Agustín en 1950, en el templo de la Sagrada Familia de la Ciudad de México.

Aparecen también las firmas del queridísimo padre Ángel Oñate y de los obispos de Chihuahua, Guerrero, Tacámbaro y San Luis Potosí (este último sí nos ayuda con su nombre completo: don Gerardo Anaya y Diez de Bonilla, quien sustituyó a Monseñor Tritschler en el obispado potosino cuando el segundo fue nombrado arzobispo regiomontano).

Dos nombres más debemos destacar, los de dos jesuitas: Luis González R., quien plasma un soneto místico; y el famoso Segundo Llorente, quien celebró misa en la capillita de los Osorio Mondragón el 29 de octubre de 1952 (no era una capilla propiamente dicha, sino un oratorio; y tuvo nombre: Oratorio del Sagrado Corazón de Jesús).

Transcribimos a continuación la dedicatoria de Mon Pére a la niña María de la Luz. Ella aún no cumple los 11 años de edad, él tiene 77.


Señorita María de la Luz Osorio Mondragón
Tacubaya, 1937

Mi querida hija:

Hoy, 12 de mayo, fiesta de la Madre Santísima de la Luz, su patrona, mucho la hemos encomendado a Dios N.S. en este casita. Tenemos siempre presentes sus bondades con nosotros y su generosidad para ayudar a nuestras Obras. Que Nuestro Señor la bendiga a Usted y a todos los suyos, y que la haga, por intercesión de Nuestra Señora de la Luz, santa y feliz. Su afectísimo padre, que la bendice con toda su alma.

Félix de Jesús, M.S.S.

Ocho meses más tarde, Mon Pére muere en el Hospital Francés de la Ciudad de México, donde, a propósito, nacimos todos los hijos de Agustín y María de la Luz.

miércoles, 26 de junio de 2013

1 de julio de 1947

México, 1 de julio , 1947

Agustín:

Ante todo, deseo que me disculpes por la forma tan poco correcta de expresarme en mi anterior. No sólo me refiero a las faltas de ortografía (que son muchas) sino principalmente a los términos que utilicé. Por ello te repito: ¡Discúlpame!

Desde el jueves de la semana pasada terminé de leer el libro que me hiciste favor de prestarme. Me pareció muy interesante, sobre todo porque en él encontré el complemento al libro escrito por José Luis Blasio, secretario particular del Emperador.

Aunque no lo hayas notado, me apenó mucho no saber decirte en dónde se encuentra Santiago, Tlaltelolco, Peralvillo, etc., lugares que sirvieron de entrada a la Ciudad de México a la llegada de los Emperadores. Ahora, junto con la presente te envío lo que pude averiguar.

No creo, como tú, que te estés engañando. Sí es modestia. Está usted perdonado, señor mío, porque de otro modo tendremos que pensar en un castigo. Lo que sí no entiendo es eso de que confías en que Dios te dé fuerzas para no fallarme. ¿Qué quieres decir con eso?

Me da mucho gusto lo que me cuentas del camión, pues en muy poco tiempo ya podrás manejar perfectamente.

El jueves, como te había dicho, fui al Metropolitan, en donde exhibían La hija del ministro. El sábado, al Alameda, Lo mejor de nuestra vida. En las dos ocasiones fui con mi papá. Y a la salida me llevó a cenar al Bodón. El domingo fuimos a la 9ª novillada. Estuve muy contenta: grité hasta enronquecerme, y a pesar de que llovía permanecimos fieles a la fiesta. El lunes los periódicos decían, al referirse a la novillada: “Aire, lluvia y aburrimiento”. Pero yo me divertí en grande.

Toda la tarde he tenido un dolor de cabeza bastante fuerte. Trato de acostumbrarme a él, ya que es tan necio y no me quiere dejar. Siempre que puedo lo disimulo, pero esta vez no me fue posible, por lo que tuve que acostarme.

Cuéntame qué tal estuviste en tus reconocimientos, que ya desde ahora empezaré a dar gracias a Dios, pues confío que saldrás muy bien de ellos.

Espero tu carta y ojalá que ya en ella puedas decirme para cuando vienes. Como siempre, da nuestros saludos a todos en tu casa. Y tú recibe el cariño de María de la Luz.

P.D. También te envío algo que he escrito para ti. No me atrevo a llamarle verso, pero en él he puesto mi corazón. Y perdona mis faltas, como siempre.

NOTAS. 1. Es el abuelo José, hombre de rigor implacable, quien inculca a sus hijas, acaso con excesiva rudeza, el hábito de buscar siempre la pulcritud de la escritura. Apenas observa una falta en la ortografía de María de la Luz o de Lily, el señor Tagle explota:

-¡Tu ortografía me pone los pelos de punta, Nené! No quiero encontrarme de nuevo con faltas en tus cuadernos.

2. Tanto María de la Luz como Agustín son criados dentro del catolicismo militante de los años 20 y 30 del siglo pasado. Ambos, además, forman su moral con base en el pensamiento de una iglesia añorante de la pompa del imperio y de los contubernios con el porfiriato. Sus respectivas familias estuvieron permanentemente rodeadas de sacerdotes y monjas.  La casa de los Osorio Mondragón era frecuentemente visitada por personalidades eclesiásticas como Félix de Jesús Rougier, Guillermo Trischler, Ángel Oñate y Antonio Brambila. No debe extrañarnos, por tanto, que ambos jóvenes encuentren afinidades intelectuales e incluso ideológicas en la lectura de la vida de Maximiliano (el libro al que se refiere María de la Luz es Maximiliano íntimo, escrito a manera de memorias por el secretario particular del emperador. Seguiremos buscando el libro que Agustín prestó a María de la Luz, aunque sospechamos que se trata de una monografía de editorial Jus).

3. Ésta es la primera carta en la que María de la Luz se despide con la frase “recibe el cariño de…”.  Añádase a ello el poema “Calcomanía”, para concluir que estamos ante una declaración de amor. Señalemos, sin embargo, que lo prematuro de dicha declaración se explica por la excesiva cautela de Agustín. ¡Alguien tiene que acelerar el paso!

Transcribimos aquí los cuatro cuartetos de María de la Luz:

Como rosa que al sol se abre, / como rocío que se estremece,  / así mi alma desfallece / por alcanzar tu divino amor. / Qué grande ante mi vista es / el oyamel que hoy nos cubre, / tal parece querer en su altivez / tocar la inmensidad del cielo. / Al igual que el oyamel, / en un esfuerzo supremo, / quiero tocar mi cielo, / quiero el imposible… a ti. / Mas si todo en vano es / y a mí, como al campo, / el hielo me matara, / antes de morir te dijera: Muero pensando en ti.

Al pie del verso 8, María de la Luz corrigió toda la línea. Ella había escrito: “tocar con su punta el cielo”, pero encontró más elegante la palabra “altivez”.  Sobre el 14, María de la Luz corrigió todo la linea, que se encuentra tachado: “y como en el campo”.

Cuatro meses más tarde, el 6 de noviembre, María de la Luz reescribe el poema. La diferencia es mínima pero significativa: doble signo de exclamación en el último verso: ¡¡Muero pensando en ti!!

4. La Hija del ministro es una película argentina dirigida por Francisco Mugica y estelarizada por Silvana Roth, Enrique Serrano y Juan Carlos Thorry. La película llegó a México con cuatro años de retraso (es una producción de 1943) y se estrenó en el Metropolitan el jueves 19 de junio de 1947 (una semana después, el 26 de junio, María de la Luz y su padre fueron a verla).El Metropolitan se encuentra aún en Independencia 90, aunque hoy la sala funciona como lugar de conciertos musicales, obras de teatro, danza y otras artes.

Lo mejor de nuestra vida (The best years of our lives) es una película estadounidense dirigida por William Wyler y actuada por Myrna Loy, Frederich March y Dana Andrews. Se estrenó el jueves 29 de mayo (los estrenos ocurrían los jueves) en el Cine Alameda, que se encontraba en Avenida Juárez (frente a la Alameda Central, precisamente). El cine ya no existe: cerró sus puertas en 1970 y fue derruido en 1985. La fotografía que aquí presentamos corresponde a 1946, año en que se estrena la película Enamorada, dirigida por el Emilio El Indio Fernández y estelarizada por María Félix y Pedro Armendáriz.

La entrada a estas salas costaba tres pesos, pero el abuelo José contaba con pases de cortesía (luego explicaremos por qué). El precio más alto (5 pesos) lo cobraban cines como el Trans Lux Prado y el Chapultepec. El precio más bajo (80 centavos) lo cobraban cines como el Odeón y el Carpio.

5. El Café Bodón estaba en el número 35 de Bucareli. Si en esa ocasión ordenaron la especialidad de la casa, María de la Luz y su padre cenaron cabrito al horno o machitos estilo norteño. 


sábado, 22 de junio de 2013

30 de junio de 1947

Puebla, a 30 de junio de 1947.

Querida María de la Luz:

Aunque no he recibido contestación a mi carta del sábado, me pongo a escribirte en estos momentos, que son las 10 de la noche, para comunicarte que hoy tuve cuatro reconocimientos. Más o menos salí bien, por lo menos en tres. En el otro no sé decirte, pues no conozco la manera de calificar del profesor, pues es la primera vez que lo tengo. Mañana voy a tener otro, pero no estoy seguro. Éste es el último, y por lo tanto creo que en esta semana nos veremos. Voy a apurarle a un trabajo que tengo, para estar libre. Espero mañana recibir carta tuya. Por acá, pues... Todos estamos bien: mi papá, algo cansado; Pitié, me gusta verla más allá; Laura, como siempre; etc., etc.


Hoy fue la re-entronización de la casa al Sagrado Corazón. Yo no estuve, pues había ido a reconocimiento. Ayer se fueron mis hermanas -y creo que hoy también- a dar una vuelta en el camión de nosotros a Los Fuertes. Yo no fui.

Como quiero que llegue esta carta mañana, ahora mismo la voy a ir a dejar a dos cuadras de la casa. Saludos a Tía Luchena, a tu mamá, a Titi, a tu papá y a Lily y al ingeniero Alberto.

Quien no te olvida
Agustín

NOTA. 1. La entronización del Sagrado Corazón de Jesús o del Inmaculado Corazón de María en los hogares, consiste en una ceremonia donde la familia reconoce pública y solemnemente que Cristo es el rey y el amo amantísimo de la casa (o María, la reina). Agustín habla de re-entronización, y habrá que aclarar el hecho, que acaso se refiere a una simple y devota confirmación. Ese lunes, el abuelo Ismael colocó un cuadro del Sagrado Corazón en la sala de la casa y así expresó su reconocimiento de los derechos sobreranos de Cristo Rey sobre la familia, cada uno de cuyos miembros se consagran al Sagrado Corazón (el acta de bautizo de Agustín especifica su nombre completo: José Agustín del Sagrado Corazón) y se comprometen a vivir con la convicción de que Jesús mora en con ellos y es amigo y hermano de la familia.

El rito y el rezo específico fueron aprobados por Pío X el 19 de mayo de 1908.

2. Permítase a este compilador un pequeño dato autobiográfico. Quien estas notas escribe recuerda de su infancia la repetida exclamación en casa de los abuelos paternos: ¡Vamos a Los Fuertes! Nunca fui, sin embargo, un niño curioso, no tuve hambre de conocimientos ni deseos profundos de saber y de entender. Mis únicos placeres en Puebla eran estar dentro de la casa de los abuelos sin hacer otra cosa más que percibir su aroma, recorrer sus espacios, tocar sus paredes, observar la luz que se colaba tibia por la ventana del comedor o por el tragaluz de las escaleras; ir a Santa Bárbara, la pequeña propiedad donde tío Fay cultivaba algunos vegetales y criaba gallinas; leer sin prisa el último número de Viruta y Capulina olvidado por los primos; y contemplar extasiado mi Pato Donald de plástico que mi padre, vencido por mi insistencia, me compró una mañana de 1960 al salir del Templo de Santo Domingo. Porque si fuimos a Los Fuertes, yo ni me enteré. Los Fuertes, ahora lo sé, son dos antiguas edificaciones construidas a manera de capillas en el cerro Acueyametepec, y convertidas en sitios militares en el siglo XIX. Los Fuertes son famosos porque en ellos (o cerca de ellos) ocurrió la famosa batalla del 5 de mayo, en la que, a propósito, participó el bisabuelo de Agustín, don Vicente Aguilar (a fe de Magda Aguilar, prima de Agustín, el bisabuelo luchó a las órdenes de Porfirio Díaz, a quien correspondió la defensa del ala izquierda de la ciudad).





viernes, 21 de junio de 2013

28 de junio de 1947

Puebla, a 28 de junio de 1947

Querida María de la Luz:

Hubiese querido contestarte ayer mismo, pero hasta esta hora (7 de la noche) tuve la calma suficiente para hacerlo, pues he estado preparando los reconocimientos que tengo el lunes y ya sabes que lo que se siembra es lo que recoge uno.

Acabó la semana y no tuve ningún reconocimiento, de manera que no te puedo precisar la fecha de mi visita por allá. Sin embargo, espero recibir más seguido carta tuya, y yo haré lo mismo. Cuéntame qué películas ves.

Respecto a la indolencia que te refieres, más bien debe ser una indiferencia la que tengas. Y recuerda las palabras del sermón que oímos el domingo 22 en San Francisco, que son las siguientes: que las acciones de la vida deben ser prácticas, razonables y generosas.

Hace rato salí en el camión de carga que Ismael compró hoy, nuevecito, marca Chevrolet 1946. Fui con Margot e iba manejando un empleado nuevo que tiene mi papá en el despacho. Yo me quedé y se fue Ismael con el chófer a guardarlo. Este camión está destinado a servir y abastecer las obras de mi papá. Como comprenderás, ya voy a tener más oportunidad de aprender a manejar. Temo ser un chófer chambón, pero ya veremos cómo soy.

Hoy en la mañana fui al campo a medir unos terrenos, de modo que ves que tengo otras ocupaciones aun en plenos reconocimientos. Esto no sé si sea señal de prosperidad o más bien desorden.

Procuraré ir a México en esta semana, si no es que me lo impiden mis reconocimientos.

No eches en saco roto las ideas sobre el cine que le expresaba yo a Piedad. Hay problemas que me apasionan, aun quizá sin derecho a abordarlos. Pero me gustará tarde o temprano darles solución.

Mi hermano Nicolás ya viene de vacaciones. Sale de Monterrey el lunes 30 en la noche, con el señor Bernal. Tengo mucha satisfacción de que Nicolás esté estudiando y no se esté engañando como yo. Sin embargo, tengo confianza en que Dios no me abandonará y me dará fuerzas para no fallarte.

Saludos a tía Luchena, a tu mamá, a Tití, a tu papá y a Lily.

Quien te recuerda en todo momento
Agustín

NOTAS. Ismael es el hermano mayor de Agustín (todos lo conocimos como Tío Mayito). Margot es Mago, sobrina de Agustín (hija de su hermana Teresa). 

Como muchas otras cartas de Agustín, ésta está duplicada. No es fácil, sin embargo, distinguir cuál es el borrador y cuál es la que recibió María de la Luz, porque ambas están trazadas con sorprendente pulcritud. Es decir, Agustín no repite la carta por haber cometido algún error de escritura, sino que su borrador es un ensayo de lo que desea comunicar. En esto se parece al escritor de novelas que transcribe sus manuscritos en búsqueda de la perfección formal, de la imagen correcta, de la frase atinada… y con el deseo de añadir o eliminar elementos. He optado por incluir todo lo escrito y subrayar aquello que se borró o se incluyó en la carta definitiva. Ya sabremos más adelante, cuando María de la Luz responda, si ella llegó a leer lo subrayado.

En esta carta se nos revelan varios aspectos de la personalidad de Agustín.

El primero de ellos tiene que ver con sus estudios de Ingeniería Civil. Muchos años más tarde, mi padre me confesó que en realidad él hubiera querido estudiar Historia. Dicha confesión ulterior me hace entender aquello que dice sobre su hermano menor (las negritas son mías): Tengo mucha satisfacción de que Nicolás esté estudiando y no sé esté engañando como yo. Sin embargo, tengo confianza en que Dios no me abandonará y me dará fuerzas para no fallarte. Leo entre líneas que la ingeniería civil no es su mayor predilección, que la estudia para cumplir con las expectativas que sus padres y María de la Luz han puesto en él. Él quisiera dedicarse a la historia, a la reflexión filosófica y a la contemplación. 

Esto, a su vez, nos permite entender su interés por saber qué películas ve María de la Luz: porque hay problemas que me apasionan, aun quizá sin derecho a abordarlos. Pero me gustará tarde o temprano darles solución.

Advirtamos, entonces y a propósito, que la fe de Agustín no es causa sino efecto de su pasión por las ideas.*

Hay en este joven un profundo y singular interés en los temas de índole moral. La ingeniería ahí está, presente, ocupándolo, sí, pero lo que lo llena de alegría es lo referente a la moral, a la religión, a la teología, a la historia, a la filosofía toda. Y ahora, con su prima, se le presenta la oportunidad de modelar el alma tierna de un ser puro, la oportunidad de ser Pigmalión y esculpir con paciencia  y cariño la vida de la joven. ¡Quiere ser el preceptor moral de María de la Luz! No sabe, sin embargo, que se ha encontrado con una mujer que vive en su interior su propia construcción moral e intelectual, y que esa construcción está siendo envuelta por un carácter fuerte,  por la búsqueda de independencia, por una particular visión del mundo, por pensamientos propios y por la capacidad de defender lo justo y lo bueno. 

miércoles, 19 de junio de 2013

26 de junio de 1947

México, 26 de junio de 1947

Sr. Agustín Aguilar R.
Puebla, Pue.

Agustín:

Con un temor poco natural en mí, al dar las 11 ½ fui al buzón. Mi mano temblaba. Abrí y llena de contento vi a la bendita conductora de mi felicidad. Empujada por el agradecimiento y después de leerla, llegué hasta la capilla en donde arrodillada recé a los pies de Nuestro Señor.

No sueñas, Agustín. ¡Es tan real esa felicidad, que la alcanzaremos a ver desde el principio del camino!

Temiendo ser indiscreta y, aun más, ser tomada por ligera, mucho tiempo había encarcelado en mi corazón este afecto que ahora ya conoces. ¿Cuánto tiempo? No podría precisártelo, pues en mí no ha tenido ese tempestuoso comienzo… Poco a poco, pero sin poderse evitar.

De ningún modo deseo ver las cosas distintas de lo que en realidad son. Estoy cansada de soñar, de hacer castillos en el aire que, cual figuras de naipes, se destruyen con la menor causa. Si bien es cierto que en mi letra se adivina un ser sumamente ilusorio, contraria es mi actitud ante la vida. ¡Quiero vivir el momento presente! ¡Quiero esta feliz realidad! ¡Deseo ver las cosas tal y como tú las ves!


Bien poco es lo que merezco, y con lo que tengo (más de lo que merezco) soy muy feliz. Lo seré mientras lo tenga.

Mucho bien me hicieron tus palabras (tus consejos). Ahora, desde otro punto de vista, todo me parece más llevadero. Con diferente actitud trato de comportarme, casi con indolencia ante ciertas cosas. Estoy dispuesta a olvidar totalmente lo ocurrido, pero de ningún modo a pedir perdón (desde luego, no incluyendo a mis padres).

No sé si sentirme triste o contenta al saber que hasta el martes 24 no habrás tenido reconocimiento; pero lo que sí me entristece es que con ello tal vez no te sea posible venir, como nos dijiste. De cualquier modo, diariamente he pedido a Dios por ti y así seguiré pidiendo… siempre.


¿No te has aburrido? Bien, presumo oírte decir “No”. El lunes en la tarde fui al Convento de las M.R.M. Concepcionistas, en donde se haya la beata Beatriz de Silva, fundadora de dicho convento. La madre superiora me quiere bastante (no lo merezco), y con este motivo me permite pasar a su lado ratos realmente deliciosos. Te decía que el lunes estuve con ella. Me pidió que le contara lo que había hecho y pensado. Lo hice sin pena, pues debo decirte que ya no me causa temor su presencia. Al terminar y con una calma angelical, me dijo: “Muy pronto me vendrás a dar una buena noticia”. Pero la noticia no deseo dárselo yo sola…

El miércoles fui a la casa de la Nena. Me parece que ya te he hablado de ella. Estuve cociendo toda la tarde en su casa, hasta eso de las 8, que fue mi tía por mí. Ahora, jueves, saldré con mi papá al cine. A él le gusta mucho, y yo soy feliz complaciéndolo (con lo que me gusta).

Me imagino perfectamente cuánto gozaron el Santo de mi tía, y ya me parece verlos a todos untados de mango.

No dejes de decirme todo cuanto sea posible acerca de tus reconocimientos y de tu venida, que Dios quiera sea muy pronto. Saluda a todos en tu casa. Y tú recibe el de María de la Luz.


P.D. Son en este momento las 3 ½ 

NOTAS. Es notable la mudanza en el tono de María de la Luz, así como evidente el cambio en su percepción de la realidad. Sabemos ahora que la muchacha está enamorada porque –como se trasluce en sus palabras- ha perdido la noción del tiempo. Sin embargo, es posible que no se trate de una confesión ni de un hallazgo consciente sino de una forma de guardar la compostura y mostrar recato, después de declarar su… afecto. ¿Cuánto tiempo llevo enamorada?, parece preguntar María de la Luz, y responde ella misma que su enamoramiento no ha ocurrido de manera súbita sino gradual, suave y sigilosa.

Sobre el tema enojoso que trata (y del que ya habíamos tenido noticia en cartas anteriores), podemos suponer que María de la Luz habla de un disgusto con Lily, su hermana menor, disgusto en el que se ven involucrados la abuela Concepción y el abuelo José (es decir, sus padres). Y aquí, en la naciente juventud de María de la Luz, se anuncia ya lo que será un principio inalterable de toda su vida: la intransigencia frente a la mentira o la culpa ajena, intransigencia que tiene como base su propia pulcritud ética, basada en la acción como prédica*. María de la Luz puede reconciliarse –e incluso dejar pasar- pero no asumirá nunca culpas que no le corresponden. 

Quienes, complacientes con nuestra propia laxitud, vivimos de cerca a esta mujer monolítica, nos rebelamos muchas veces contra su rigor olímpico, a veces incluso asfixiante. Pero de ello hablaremos en otra parte. Por ahora sólo advirtamos que el carácter de diosa omnipotente de la mujer madura ya está presente en la mujer joven de 1947. Y  Agustín bien que conoce desde un principio estos arrebatos de orgullo indubitable, porque para cuando llegó la educación** de los hijos (tres lustros más tarde), él ya es un experto de su Luz, y sabe durante dichos años apoyar, conciliar, mediar, hacerse cómplice o ejecutar sanciones. 

Una escena clásica del hogar en los años 60 y 70 fue la aparición de Agustín –ya maduro pero aún joven- al borde de la cama de uno de sus hijos o de una de sus hijas. En la penumbra de la noche, Agustín se acerca al rostro del disidente, pellizca con dulzura una mejilla y susurra: “Entiende a tu madre. Está muy cansada. Mañana le pides perdón. A ver, te doy la bendición”. 

*No voy a citar Mateo 7, 21, porque a mi madre le parecía poco elegante blandir la Biblia como argumento moral.  La fe es acción  y no palabras, decía cuando se le obligaba a hablar del tema.

**Quien esto escribe estuvo a punto de cambiar la frase "educación de los hijos" por "domesticación de los hijos", sólo para recordar con una sonrisa una de aquellas noches de desobediencia e indocilidad. "¡Mamá no quiere educarme, me quiere domesticar! -dije a punto del llanto, y recibí como respuesta una clase de etimologías: "Es lo mismo, Tino: domus es casa. Domesticar es conducir con claridad y firmeza hacia el cumplimiento de las normas del hogar, seas perro, canario, planta o hijo." No quedé muy convencido, pero logré conciliar el sueño.

martes, 18 de junio de 2013

24 de junio de 1947

Puebla, a 24 de junio de 1947

Estimada María de la Luz:

Antes de que pasen más días, deseo que esta carta llegue a ti, de tal manera que me contestes y así pueda yo deleitarme en tus adorables letras. Espero que mis consejos te hayan dado tranquilidad. Aunque sé que es bien difícil tu posición, sobre todo debes confiar en Dios. Esto te hará recordar algo que te dije cuando llegábamos de Rancho Colorado a ésta tu casa, en que me dijiste “pesimista”...

Ya te he dicho que realmente no sé lo que soy, o más bien, lo que he sido, pues lo que soy actualmente es el ser más feliz de la Tierra, y no sé si estoy soñando o es verdad; pero si estoy soñando no quiero despertar, y si es verdad quiero hacerme responsable. Es por eso que quitaré todo obstáculo, ya sea en mi interior, ya en el exterior, que me impida hacerte feliz de la manera que tú quieras.

Te he dicho que no desplegaré todas las velas, pero te he querido decir con esto que la única que quedará recogida es la de ponerte todas las cosas color de rosa. Más bien, te las presentaré tal como son.

Yo, actualmente, quisiera darte multitud de bienes; pero lo único que puedo darte es mi voluntad, a la cual podrás valorar mediante sus hechos y frutos, sobre todo los futuros, que procuraré que sean los más adecuados a todo lo que mereces.

Hoy fue cumpleaños de mi mamá. Fui a comulgar a la Catedral a las 9 ½. En la comida, además de nosotros, sólo estuvo Agustín Azpiri. Al final, empezaron a jugar a embarrarse la cara con mango. Imagínate las risas y las caras de mi mamá y de todos.

Hasta ahorita no he tenido reconocimientos. Saludos a tía Luchena, a tu mamá, a Tití y también a Lily.

Quien no te olvida
Agustín


NOTAS. Hay de esta carta un borrador. En dicho borrador, el párrafo donde Agustín advierte que pondrá las cosas “tal y como son” cierra de otra manera: Pero aun esto (ponerte las cosas color de rosa) lo haré, si tú lo quieres

¿Por qué desaparece ese tierno y candoroso eppur si muove? Porque, a sus 23 años de edad, Agustín tiene un arrebato de sensatez amorosa. Lo que María de la Luz llama “pesimismo” es en realidad un honesto y prudente apego a la realidad. Seguramente, las noches de Agustín se llenan de sueños de abundancia y prodigalidad, sueños que se construyen con la urgente necesidad de ofrecer evidencias de su amor a esa joven de 21 años de edad que, para colmo de dificultades, es su prima. Las vigilias de Agustín son, a diferencia de sus ilusiones, veredas de apuros y penurias, y mal haría el joven estudiante de Ingeniería Civil si olvidase esa realidad (contra la que piensa luchar a brazo partido) y cediese ante un posible capricho de María de la Luz...

¡Pero el temor de Agustín es absolutamente infundado! Se ha topado con una muchacha muy especial, un alma pura que no anhela tesoros sino vida, mucha vida. El capricho no es parte de su carácter y menos de su moral. Aunque María de la Luz vivió su infancia y su adolescencia en situaciones de relativa comodidad, en realidad fue educada dentro del espíritu cristiano de austeridad y alegre sencillez. Nené no conoció las penurias de los Aguilar Rodríguez ni las bonanzas finiseculares de los Mondragón, sino que vivió la sobriedad de los Osorio (¡y de los Tagle!), donde el color de rosa sólo pintaba los algodones de dulce de Chapultepec, en el mejor de los casos.


lunes, 17 de junio de 2013

17 de junio de 1947

México, a 17 de junio de 1947.

Sr. Agustín Aguilar R.
Puebla, Pue.

Agustín:

El día de ayer, como a las 11 1/2 de la mañana, recibí tu tarjeta, a la cual di contestación inmediata; pero muy a pesar mío no me fue posible ponerla en el correo. Y era ahora cuando pensaba depositarla. Recibirás las dos juntas.

Me imagino que tu regreso fue muy agradable, ya que al chófer se le ocurrió poner el radio (pero no te dejaría dormir). Y dime... ¿Te recuerda algo especial "Cuando escuches este vals"?

Ayer en la tarde, Pitié y yo fuimos a la oficina de mi papá, de donde salimos muy contentas, pues nos llevó al cine Teresa. Vimos "Adiós, pampa mía" y "Un beso en la nuca". Las dos películas nos gustaron mucho.

Ahora en la mañana fuimos a misa a Santa Rosa (a las 9 A.M.). Comulgamos por mi tío. Más tarde y después de desayunar, fuimos a los telégrafos a poner un telegrama para tu papá y Mayito. Cuando regresábamos, nos encontramos con el cartero... el de Tacubaya. Nos entregó las cartas. Entre ellas venía una dirigida a mí, y era tuya. ¿Qué hora marcaba mi reloj? 11 1/4 A.M.

Me da mucho gusto saber que fuiste el sábado a comulgar, y más aun cuando me duices "fui" y no "me llevaron".

¿Te interesaría saber cómo me encuentro? Pues bien, escucha: persuadiéndome cada día más y más de "mi amor imposible".

En estos últimos días me han sucedido cosas muy malas. Ya en otra ocasión y con calma te contaré... Tal vez tú puedas ayudarme.

Saluda a todos en mi nombre.

María de la Luz

P.D. A Nuestro Señor le he pedido mucho por que te ayude en tus exámenes. Tan pronto como te sea posible, dime el resultado

NOTAS. 1. Pitié es Piedad, una de las hermanas de Agustín (los hijos la llamamos Tía Pitié). Mayito es Ismael, el hermano mayor de Agustín (para los hijos fue Tío Mayito).

2. El Cine Teresa surge en 1942, sobre la avenida San Juan de Letrán (mejor dicho, resurge en ese año, pues la construcción original data de 1926). Durante los 40, el Teresa anuncia su cartelera con la frase "El cine de las damas metropolitanas".  Las dos películas mencionadas por María de la Luz son producciones argentinas de 1946: Adiós, pampa mía, dirigida por Manuel Romero y estelarizada por Alberto Castillo, Alberto Ávila y Perla Mux; y Un beso en la nunca, estelarizada por Mirtha Legrand. Recordemos, a propósito, que el abuelo José Tagle -gran cinéfilo- trabaja entonces para ciertos estudios cinematográficos -prometo buscar y anotar el dato exacto-, lo que le permite obtener frecuentemente boletos de cortesía). El precio de entrada en el Teresa es de dos pesos.

3. A propósito del abuelo José, señalemos que él es primo del abuelo Ismael (Aguilar Muñoz), parentesco que en un principio desanima a Agustín y María de la Luz., y debilita sus esperanzas de noviazgo. Por eso, acaso, ella habla del "amor imposible". Por otro lado, cuando María de la Luz escribe que "comulgamos por mi tío", se refiere a José Luis Osorio Mondragón, Pa (o Pacito), quien,  al fallecer (en abril de 1944), deja la más profunda de las heridas en la juventud incipiente de sobrina Nené. Años más tarde, quien esto escribe, hijo de María de la Luz, aprende a amar y a venerar a Pa a través de las lágrimas de su madre, que brotan sin reparos ante el más ligero recuerdo de su tío. El templo de Santa Rosa de Lima, administrado por los padres dominicos, se encuentra en la esquina de Tamaulipas y Alfonso Reyes (entonces Juanacatlán).

viernes, 14 de junio de 2013

17 de junio de 1947

Puebla, a 17 de junio de 1947.

Estimada María de la Luz:

Desde el domingo estoy queriendo escribirte con más calma y no he podido. Ayer que habló Piedad supe que había llegado mi tarjeta, y estoy en espera de tus letras. Hoy en la mañana llegó carta de Piedad. Les mando las fotografías y dispensa que sea tan breve, pero ya me voy a clase. Saludos a todos y a Piedad que no dé mucha guerra. Adiós.

Agustín Aguilar R.

14 de junio de 1947

Viñeta de Historia Gráfica en LA mayor
Dibujante: Agustín Aguilar Rodríguez
Registro de fechas: María de la Luz Tagle Osorio


Puebla, a 14 de junio de 1947.

Estimada María de la Luz:

Ayer, a las 9 ½, te escribí una tarjeta carta, pues quise cumplir mi palabra. Son las 6 de la tarde del sábado y es una tarde muy tranquila. Ya pasaron las agitaciones del día y en este momento estamos solos mi papá y yo; él, trabajando. Y ha puesto la Sinfonía 5ª. de Beethoven, de tal manera que la estamos oyendo desde el despacho.

Por ahora te diré únicamente lo que he hecho. Llegué bien aquí, a Puebla. En el camino, en el radio del camión iban cantando "Cuando escuches este vals". Tomé un coche, pues pesaban los libros bastante,  y llegué a mi casa. Todavía estaba la luz prendida. Y me abrió mi mamá, quien me dijo que el miércoles me había esperado hasta las 3 de la mañana. Tomé mi chocolate y me fui a acostar.


El viernes fui a clase de 7 y de 8 de la mañana, y no hubo. Después, fui a comulgar a La Concepción. Regresé a mi casa a desayunarme. Y en el día estuve haciendo el dictamen de un techo que se está cayendo en la universidad. Hubo clase de 7 de la noche. Como te digo, después te escribí una tarjeta, pero temo que no haya llegado, pues puse en la dirección “Tacubaya, México, D.F.”. Y hoy me dijo Teresa que una carta con esa manera de poner la dirección ella la mandó y creo que no llegó. Creo que igual le pasó a la carta que le escribí a Pitié, pero en esa puse “México, D.F.” únicamente.

Este sábado fui a clase de 7 y de 8, y no hubo. Después, ya vine a mi casa. Me puse al corriente de unos apuntes, y quiero mandar ahora mismo esta carta. Mañana voy a ver la cuestión de la fotografía de la Iglesia de la Concepción que me encargó el ingeniero Alberto. Tengo pena por haber olvidado todo lo que me dicen en las cartas que Piedad mandó hoy.


Pronto iré otra vez allá a México. Quiero que me digas si llega en la mañana o en la tarde esta carta y a qué horas. Saludos a Luchena, a tu mamá, a Lily, a Tití y a Piedad y a tu papá.

Agustín

NOTAS. Teresa es una de las hermanas de Agustín. Los hijos la conocemos como Tía Tere. Luchena es Luz Elena Osorio Mondragón, tía de María de la Luz. Todas la conocemos como Ma. El Templo de la Inmaculada Concepción (construido a fines del siglo XVI), se encuentra en la esquina de 7 Poniente y 16 de Septiembre, en la ciudad de Puebla.

miércoles, 12 de junio de 2013

4 de junio de 1947

México, a 4 de junio de 1947.

Sr. Agustín Aguilar Rodríguez
Puebla, Pue.

Agustín:

Estoy con pendiente al no recibir carta tuya y pienso que la mía no llegó a tus manos, aunque la puse tal como me pides en la tarjetita. ¿Se extraviaría? En caso de ser así, repetiré lo que en ella te decía: con mucho gusto te escribiré cuantas veces quieras y más gusto aun me dará recibir tus cartas. Mis más sinceros deseos son saber que obtienes el éxito que mereces en tus trabajos y muy especialmente en tus estudios. Cuando te sea posible y si Dios permite que vengas, me contarás eso que tú solamente puedes explicarme, eso que he oído y que oiré en adelante (?). Da a todos nuestros saludos. Tu prima María de la Luz.


P.D. Esperaré con impaciencia saber que recibiste la presente.

martes, 11 de junio de 2013

29 de mayo de 1947

México, D.F, a 29 de mayo de 1947.

Sr. Agustín Aguilar Rodríguez
Puebla, Pue.

Querido primo:

Con gusto acepto lo que me pides en tu amable tarjetita, de que te escriba más letras. Ojalá que ellas te lleven y te hagan sentir todo el entusiasmo e interés que tengo por que obtengas siempre en la vida el éxito que mereces.

Cuando nos veamos, tienes que explicarme aquellas palabras que me dices que no comprendí y que sólo tú me puedes descifrar.

Tu prima
María de la Luz