lunes, 19 de agosto de 2013

28 de agosto de 1947

Tu nombre está en mi corazón, bien mío. 
Como en un cascabel, todo lo llena.


México, 28 de agosto de 1947.

¡Bien mío!

Acabo de recibir tu carta fechada el 26, y… Ya ves que estuvo en mi poder el día 28, precisamente para ser el fiel eslabón que nos une, a pesar de la distancia.

Ha sucedido lo que yo me esperaba, mejor dicho, lo que me temía. Han transcurrido días, que mi ansiedad ha contado como siglos. ¡He sentido la desesperación, la necesidad de nunca separarme de ti! Y sé que no está bien este comportamiento. Por eso rezé (?), rezé (?) mucho a la Virgen, y la Virgen me ha dicho ahora y siempre que te quiera.

Pero no más pensamientos tristes que aflijan a esa existencia que me pertenece. Pienso ahora, y quiero, que usted también lo piense así: ya que la suerte nos separa en esta forma, no es para probar nuestro cariño sino para preparar nuestra felicidad futura.

La noche pasada fue como tantas otras, sólo que esta vez y ya al amanecer sentí una gran agitación. Y con el pendiente de que no se pasaran las 6, para llamarte, prendí la luz para ver el reloj y… ¡Amor mío! ¿Fuiste tú quien despertó a este pobre corazón? Imagínate, eran las 4 en punto. Y debo ser sincera: ya había olvidado lo prometido. ¿No es acaso la mejor señal de nuestro inmenso amor? ¡Cuánta razón tienes al decir que no somos dos, sino uno! Uno que siente, vive, ama y es doblemente feliz.

Mis saludos para todos los de tu casa. Aún si haber recibido contestación, ¿quieres que le escriba a Laura? Espero a lo que tú me digas.

¿Adiós? ¡No, nunca! ¡Hasta mañana! Las almas que se aman no tienen ausencia, no tienen adiós.

Tuya,

María de la Luz

P.D. Tuve flojera de ver el diccionario, y es por eso que puse un paréntesis (?) sobre la z. ¿Está bien “rezé”? Si crees que valgan mis oraciones, te diré que hoy comulgué y oí misa por ti.


NOTA. Este día, jueves 28 de agosto de 1947, está dedicado en el calendario litúrgico a San Agustín de Hipona. Como lo había advertida María de la Luz días antes, en otra carta, llamaría a Agustín a las seis de la mañana, para ser ella la primera en felicitarlo. 

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