miércoles, 30 de octubre de 2013

30 de octubre de 1947

México, a 30 de octubre de 1947

¡Mi Agustín!

¿Llegaste bien? ¿No tuviste frío al bajar? Con el pensamiento y el corazón estuve a tu lado, pues parte de mi ser te has llevado, y es por eso, tal vez vez, que sólo Dios sabe cómo puedo seguir viviendo lejos de ti; pero me consuela el saber que estas ausencias acrecientan el amor que nos tenemos.

Cuando te vas, pasa por mí un no sé qué, algo que no tiene nombre. ¿Angustia? ¿Tristeza? ¿Dolor? Por más que tratara de definirte este sentimiento, sería inútil. No te lo puedo decir. Y, sin embargo, creo que tú lo sabes.

Dios mediante, en estos días que dejaré de verte, haré todo cuanto deseas, pues es para mí algo muy grande el poder complacerte, aun en lo más insignificante.


Hablé a Horr y Choperena, preguntando por la tela heliográfica, y me dijeron que por rollo cuesta $110.00 y $125.00, y por metro $13.00 y $15.00. Y desde luego que la tienen.

Saluda con cariño a todos en tu casa. Y tú, pedacito de mi alma, recibe el inmenso amor de tu María de la Luz.

NOTA. Gracias a Eduardo Aviña Patiño, uno de los asesores de este blog, sabemos que la fotografía que acompaña esta carta está tomada desde la banqueta norte de la calle de Madero. Atrás de Tía Luchena (Ma) y María de la Luz, podemos distinguir Horr y Choperena, la fachada del templo de San Felipe y el portón de acceso al tempo de San Francisco. 

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