miércoles, 20 de noviembre de 2013

21 de noviembre de 1947

México, a 21 de noviembre de 1947.




Alma mía:

Aún teniendo grandes deseos de escribirte, he prescindido de ellos pues comprendo perfectamente lo decisivo de estos días. Aunque estoy con plena seguridad de tu triunfo, no dejo de inquietarme por lo que tú puedas pasar. Como en otra ocasión, sólo te suplicaré que me pongas unas cuantas líneas, las necesarias para decirme lo relativo a tus exámenes.

Explicaré mejor lo de "mis inquietudes". Ellas se deben únicamente a tu salud, pues por lo demás no temo absolutamente nada, ya que sé que el resultado de tus exámenes será el más brillante y por ello, desde ahora, ya me siento orgullosa de ser la novia del mejor de los estudiantes.

Ayer traté de comunicarme con la Herrería Hércules, pero no trabajaron y no hubo quien me contestara. Hasta ahora hablé con la señorita, quien me dijo que las ventanas ya están terminadas y que las embarcarán el lunes.

No he recibido tu tarjeta, pero (como me dijiste por teléfono) por ella sabré la fecha de tus exámenes, y desde aquí, a los pies de Nuestro Señor, te acompañaré, encomendándote al Espíritu Santo. Y no dejes de comunicarme tus calificaciones tan pronto como las sepas. En todo momento estaré a tu lado y seré tuya.

María de la Luz.



NOTA. El poema que María de la Luz envía a Agustín no es, como ella supone, de Manuel M. Flores sino de José Antonio Pérez Bonalde (1846-1882). Parece, a juzgar por esta confusión, que la joven transcribió de memoria los versos octosílabos del poeta venezolano (cuatro de los catorce cuartetos que conforman el poema poema completo). 

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