domingo, 10 de noviembre de 2013

10 de noviembre de 1947

México, a 10 de noviembre de 1947


Querido mío:

En los momentos en que te escribo acabo de depositar las fotografías, que van en una revista. Las arreglé de modo que no se doblen ni maltraten. Y no las puse en una caja, pues tardarían mucho más en llegar.

Con calma te platicaré, pues, como te digo, estoy en el correo y en posición bastante incómoda, debido a mi estatura, pues apenas si alcanzo la tabla esta. 



Ayer recibí tu carta, y a ella le daré contestación ahora mismo, pero en la casa. Ya he escrito bastante, pues figúrate que creo poder terminar mañana. Recibe en estos cuantos renglones todo mi gran cariño y los deseos de pronto tenerte a mi lado.

Tuya

María de la Luz

CARTA ESCRITA DURANTE LA NOCHE DEL MISMO 10 DE NOVIEMBRE


Mi Agustín:

Ya es de noche y mi mayor consuelo lo encuentro escribiéndote, como ahora, o releyendo tus cartas. Hace un frío terrible y el único ruido es el que hace el reloj del comedor (que nunca marca correctamente la hora).

Y bien, mi muchachito, lo que más me llamó la atención en tu carta fue el azul de tu papel y "mis emociones e incertidumbres". De ello me platicarás cuando nos veamos, ¿no es así?

Ayer fuimos a Chapultepec, a pie hasta el Lago. Y de ahí nos pasamos a la Feria. Yo no me quería subir a nada, pero insistieron las muchachas con quienes fuimos. Y al fin dimos unas vueltas en El Pulpo y una en el Moon Rocket. Comimos chicharrones y tomamos refrescos y paletas heladas. Saqué varias fotos, que mañana recogeré (y si están bien, te las mando).

En la tarde hablé por teléfono con la Nena, pues no pude ir a visitarla porque no había quién me acompañara. Más tarde, me puse a leer el libro del padre Llorente y estudié algo en el piano. En la noche, fuimos con Ma a tomar nieve a Chiandoni y de regreso compramos pastelitos para merendar.

Como siempre, es preciso que nos despidamos, aunque nunca, al menos yo, lo deseo.

Saludos para todos. Y para el corazón de quien nunca te olvida.

María de la Luz

P.D. ¿Vendrías el sábado? ¡Dios lo quiera!

NOTAS. (1) Al decir María de la Luz que ya ha escrito bastante, está refiriéndose a los textos que Agustín le encargó para sus tareas universitarias. (2) Ubicada en el número 225 de la calle de Pensilvania (entre Tennesee y Wisconsin), Chiandoni es un de las neverías tradicionales de nuestra ciudad. Fue inaugurada en 1939 por Pietro Chiandoni, quien huyó de la guerra y llegó a México, adquirió el terreno de la Colonia Nápoles y continuó con el negocio familiar: hacer gelatos a mano. Su especialidad es el helado de vainilla con hot fudge, pero también es posible disfrutar Espumoni, Banana Split, Peach Melvas y muchas delicias más. (3) María de la Luz escribe la primera parte de la carta en el Palacio de Correo, pues es ahí desde donde acostumbra enviar sus cartas a Agustín.

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