lunes, 11 de noviembre de 2013

12 de noviembre de 1947

México, a 12 de noviembre de 1947.

Mi Agustín:


A medida que te voy conociendo, va creciendo el amor que te tengo y, como ya te he dicho en otras ocasiones, te quiero y todo me parece muy bello. Pero luego vuelvo los ojos a mí y entonces no tiene comparación mi tristeza, pues he llegado a ti con las manos vacías y mi gran fortuna es el corazón lleno de ternura y mi único saber es quererte.

Mi malestar, te diré, se debe únicamente a mi necio romanticismo, que yo creía haber exterminado; pero ahora poseo el contraveneno, pues no hay razón para vivir eternamente amargando a los demás. Y trataré, como tú, de estar y vivir siempre contenta.

El día que te hable, no noté la brusquedad a la que te refieres, y aunque así hubiera sido, no tienes por qué preocuparte. Sé perfectamente que tendrás tus cambios y a ellos me acostumbraré y te querré en todo momento. En un hombre es común que tenga sus malos ratos, y es por eso que no me espantaré el día que en realidad me trates con brusquedad, pues lo atribuiré a algún disgusto o mal humor que con nadie mejor que conmigo debes descargar.

Tendré muy en cuenta las palabras de tu carta y procuraré ser consecuente con nuestros superiores.

Tus fotografías, que todos han visto en la casa, están muy bonitas. Y lo único que puedo decirte es que el fotógrafo no es chambón sino modesto. Yo, en cambio, te mando las fotos que tomé en Chapultepec para que veas que no tengo "cuate" retratando. Te vas a reír mucho, lo sé, pero de eso se trata. Fíjate bien en ellas… ¿Apoco no son buenas? Una la tomé de pulpo a pulpo, otra en el Moon Rocket; otra, la que está, obscurita, la tomó Lili y soy yo montada en un caballo, pero sólo salió la silueta; y por último, en el Avión del Amor. También te mando una postal que nos tomaron al salir de la Feria.

Da nuestros saludos a todos en tu casa. Y tú recibe todo mi gran cariño. Tuya.

María de la Luz

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