viernes, 31 de enero de 2014

31 de enero de 1948

México, a 31 de enero de 1948.

Agustín:

El viernes recibí tu carta y no la contesté luego, pensando en que ahora vendrías. No fue así.

Créeme que me apena mucho lo que me dices en tu última, y bien sabes que si te detengo un minuto es no sólo por mí, o al menos el domingo, como en otras ocasiones, te he pedido que te quedaras pues temo mucho que viajes de noche. Dios quiera que ese retraso no haya perjudicado tu trabajo y principalmente no hayas quedado mal con tus clientes. ¡Y todo por culpa mía!

Tú mejor que nadie habrás notado el cambio total que se ha efectuado en mi persona. Antes soñaba, ahora… pues ya no sueño. Antes, todo en mí era fantasía. Ahora vivo la realidad que, sinceramente, es muy distinta. Pero no creas que estos renglones son sinónimo de desencanto, no, al contrario: quiero con todo esto ser menos tonta y así, poco a poco llegar hasta tu corazón en la forma en que tú lo deseas.



La señora Nilina y Santy aún están con nosotras, y de todo corazón sentiré el día que tengan que partir. Tú te pudiste dar cuenta lo prudentes que son y lo que nos quieren. La señora dice quererme como a una hija, sin haber hecho yo nada para merecer tal cariño; pero por eso y por mis cosas más, siempre le estaré muy agradecida.

Rafael me envió un libro de versos muy bonito y a mí tía otro de oraciones. Junto con la presente enviaré otra para él. A Nico le mandaré las fotos. Y para ti, en estos renglones, todo mi cariño.

María de la Luz



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