martes, 14 de enero de 2014

14 de enero de 1948

México, a 14 de enero de 1948.

Agustín:

Mañana iré al Centro y compraré el libro que deseas. No podré ahora, como quisiera, pues es cumpleaños de mi papá y deseamos hacerle algo para en la tarde.

Aún no he leído el Decenio, pues créeme que no tengo tiempo ni para respirar con tranquilidad: me he impuesto más de las cosas que puedo hacer; pero esto lo necesito, para atar el pensamiento. Mientras tanto, no veo la necesidad de intranquilizarte con mis problemas. Ellos los he puesto en manos de nuestro Señor, y si Él desea… mi imposible será una realidad.

El camino que hemos (o, más bien, has) deseado que tomemos es el mejor. No hay por qué rectificar, a más de que ya sabes que soy enemiga de volver la cara. Así que continuemos sobre la misma vereda. Ella sola nos hará ver si se cierre, se angosta o se abre esplendorosa. No desconfiemos de Dios.

Pero no quiero que esto te preocupe ahora: "Hay mucho tiempo para ello". Por lo pronto, me he propuesto seguir tus consejos: instruirme en cuanto me sea posible.

Has presentes nuestros saludos para todos en tu casa. Y tú recibe mi cariño.

María de la Luz

P.D. Mientras estés ocupado, no te preocupes por mí. Dedícate por entero a tus estudios y trabajos.

NOTA. El libro al que se refiere María de la Luz (cuya lectura recomienda insistentemente Agustín) es una obra de Daniel Mugarza Mecolalde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario