lunes, 6 de enero de 2014

6 de enero de 1948

Puebla, a 6 de enero de 1948

Mi querida María de la Luz:

Estoy otra vez aquí, en Puebla, lejos de ti. Y quisiera que los días que estoy contigo se volvieran una semana, un mes, un año, en fin, una eternidad.

He encontrado a mi papá malo y los negocios a principio de año nunca andan bien.

Espero, María de la Luz, que ya se te haya ido ese no sé qué y estés muy contenta, hacendosa y ayudando a mi tía Luchena y a tu mamá. También espero que vayan a ese instituto de enseñanza prenupcial e igualmente que no dejes el piano y vayas con tu profesor, pues recuerda lo que te he dicho: la cultura es nuestra mayor defensa en este tiempo. Comprendo que es molesto y trabajoso, pero la disciplina a que se somete uno en el estudio es un gran beneficio para el alma de uno.

Yo voy a dedicarme enteramente a mi preparación para el examen de mi materia y así estar más cerca de mi meta y al mismo tiempo más cerca de ti.

Te aconsejo que leas Maternidad Cristiana y que subrayes lo más interesante o que te parezca difícil, etc.

¿Te acuerdas que me dolió la nariz? Pues ayer me soné y me salió una costra de sangre. 

Yo diría, María de la Luz, que si Justina, después de que se alivie, no sigue haciendo nada, la debían de quitar. Bueno, aunque me meto en lo que no me importa, pero ya lo escribí.

No te he dicho que salí a las 8:45 y llegué aquí a las 12, en un coche o camión… aunque Pullman, muy destartalado.

Hubo dos temblores aquí, pequeños, como a las 11.

Los Santos Reyes le trajeron a Margot una bicicleta, y con este motivo hoy en la tarde salimos a pasear a unas cuatro cuadras de la casa. Alquilamos otras tres bicicletas y de repente empezó el granizo. Y en el trayecto nos mojamos mucho.

Saludos a todos. Y tú recibe el cariño y el amor de quien no te olvida y te quiere.

Agustín


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