sábado, 22 de junio de 2013

30 de junio de 1947

Puebla, a 30 de junio de 1947.

Querida María de la Luz:

Aunque no he recibido contestación a mi carta del sábado, me pongo a escribirte en estos momentos, que son las 10 de la noche, para comunicarte que hoy tuve cuatro reconocimientos. Más o menos salí bien, por lo menos en tres. En el otro no sé decirte, pues no conozco la manera de calificar del profesor, pues es la primera vez que lo tengo. Mañana voy a tener otro, pero no estoy seguro. Éste es el último, y por lo tanto creo que en esta semana nos veremos. Voy a apurarle a un trabajo que tengo, para estar libre. Espero mañana recibir carta tuya. Por acá, pues... Todos estamos bien: mi papá, algo cansado; Pitié, me gusta verla más allá; Laura, como siempre; etc., etc.


Hoy fue la re-entronización de la casa al Sagrado Corazón. Yo no estuve, pues había ido a reconocimiento. Ayer se fueron mis hermanas -y creo que hoy también- a dar una vuelta en el camión de nosotros a Los Fuertes. Yo no fui.

Como quiero que llegue esta carta mañana, ahora mismo la voy a ir a dejar a dos cuadras de la casa. Saludos a Tía Luchena, a tu mamá, a Titi, a tu papá y a Lily y al ingeniero Alberto.

Quien no te olvida
Agustín

NOTA. 1. La entronización del Sagrado Corazón de Jesús o del Inmaculado Corazón de María en los hogares, consiste en una ceremonia donde la familia reconoce pública y solemnemente que Cristo es el rey y el amo amantísimo de la casa (o María, la reina). Agustín habla de re-entronización, y habrá que aclarar el hecho, que acaso se refiere a una simple y devota confirmación. Ese lunes, el abuelo Ismael colocó un cuadro del Sagrado Corazón en la sala de la casa y así expresó su reconocimiento de los derechos sobreranos de Cristo Rey sobre la familia, cada uno de cuyos miembros se consagran al Sagrado Corazón (el acta de bautizo de Agustín especifica su nombre completo: José Agustín del Sagrado Corazón) y se comprometen a vivir con la convicción de que Jesús mora en con ellos y es amigo y hermano de la familia.

El rito y el rezo específico fueron aprobados por Pío X el 19 de mayo de 1908.

2. Permítase a este compilador un pequeño dato autobiográfico. Quien estas notas escribe recuerda de su infancia la repetida exclamación en casa de los abuelos paternos: ¡Vamos a Los Fuertes! Nunca fui, sin embargo, un niño curioso, no tuve hambre de conocimientos ni deseos profundos de saber y de entender. Mis únicos placeres en Puebla eran estar dentro de la casa de los abuelos sin hacer otra cosa más que percibir su aroma, recorrer sus espacios, tocar sus paredes, observar la luz que se colaba tibia por la ventana del comedor o por el tragaluz de las escaleras; ir a Santa Bárbara, la pequeña propiedad donde tío Fay cultivaba algunos vegetales y criaba gallinas; leer sin prisa el último número de Viruta y Capulina olvidado por los primos; y contemplar extasiado mi Pato Donald de plástico que mi padre, vencido por mi insistencia, me compró una mañana de 1960 al salir del Templo de Santo Domingo. Porque si fuimos a Los Fuertes, yo ni me enteré. Los Fuertes, ahora lo sé, son dos antiguas edificaciones construidas a manera de capillas en el cerro Acueyametepec, y convertidas en sitios militares en el siglo XIX. Los Fuertes son famosos porque en ellos (o cerca de ellos) ocurrió la famosa batalla del 5 de mayo, en la que, a propósito, participó el bisabuelo de Agustín, don Vicente Aguilar (a fe de Magda Aguilar, prima de Agustín, el bisabuelo luchó a las órdenes de Porfirio Díaz, a quien correspondió la defensa del ala izquierda de la ciudad).





No hay comentarios:

Publicar un comentario