sábado, 17 de agosto de 2013

26 de agosto de 1947

Puebla, a 26 de agosto de 1947.

Mi querida María de la Luz:

No he podido escribirte antes, pues he estado muy ocupado. Y como ahorita son ya casi las diez de la noche, no creo que te llegue el 28. Te llegará el 29. Puede ser que ya antes nos hayamos hablado por teléfono. No sé cómo le vas a hacer, no creo que te lo permita mi tía Luchena. De todas maneras, con los albores de la mañana nacerán especiales pensamientos que me unirán más a ti, y no quiero que te desmañanes, pues lo que no duerma yo lo debes dormir tú; lo que yo no río ni canto, lo debes sustituir tú.


Otro día te escribiré con más calma, pues en estos momentos quiero ya mandar la carta.

Por último, te diré que cada día te quiero más. Todo el camino la pasé dormido, llegué en dos horas y media, pues el camión ni siquiera paró en Río Frío, y de esta manera solamente el sueño retardó un poco al inexorable tiempo que me alejaba materialmente de ti.

Saludos a tía Luchena, a Titi, a tu mamá, a tu papá y a Lily.

Quien no te olvida
Agustín

NOTAS. Por el primer párrafo, entendemos que María de la Luz ha advertido a Agustín que lo llamará por teléfono a hora muy temprana (una advertencia semejante aparece en la carta que ella escribió el 21 de agosto). También entendemos que María de la Luz duerme (y seguramente pasa la mayor parte de su día) en casa de Ma y no de sus padres (ambas casas se encuentran en la misma cuadra de la calle de Civilización). La foto con la que ilustramos esta carta corresponde, precisamente, a un momento en que María de la Luz se encuentra cerca del ventanal del comedor de casa de Ma. Desde ahí, María de la Luz puede observar el jardín y contemplar la buganvilia que tanta la inspira al escribir sus cartas de amor a Agustín.

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