Puebla, a 20 de octubre de 1947.
Mi querida María de la Luz:
Te estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí y te pido dispensa por las molestias que te he dado. Pero gracias a ti todo ha salido bien.
Siento que no hayas salido a pasear con tu papá.
Como ya te dije por teléfono, recibí los libros. Y ahora que vino Rafael me dio una carta, de modo que ésta te contesta a las dos. También recibí tu regalo y están muy bonitas las corbatas, mucho la azul y lo doble la roja.
Sobre mi examen, te diré que todavía no sé, pero lo más seguro es que no sea el 24, pues ya debía haber pagado los derechos; pero estoy esperando hablar con el director, que nos va a dar un programa; pero no he visto a éste, pues he estado ocupado en acabar el trabajo de Tlatlauquitepec y el de Mayorazgo. Este último ya me tiene hasta el copete, pues ya debíamos haberlo entregado.
Ayer, domingo, me pasé aquí, en casa, haciendo los cálculos del trabajo de Tlatlauquitepec, y para ello me servió el anuario del Observatorio de Tacubaya por el que hice tanto mitote; pero fue que no podía yo atenerme a las eventualidad del correo.
De modo que ya te avisaré de cuándo es el examen y por ahorita me voy a prepararlo, pues son las 9 1/2 de la noche y voy a ir a estudiar a casa de un compañero. Regresaré a la una de la mañana, pues ya cambiamos el horario, pues Ramón, mi compañero, no se levanta a las 5 1/2 de la mañana, y como estas altas horas son las únicas disponibles, así le hacemos, con tal de salir de la materia y poder recibirnos lo más pronto posible, de manera que después sigo escribiéndote, es decir, mañana. Te contaré de mi viaje a Tlatlaqui... detalladamente.
Hasta mañana, amor mío. Me acuerdo mucho de ti. Hasta mañana
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