CARTA DE ABUELA ESPERANZA
Puebla, a 16 de marzo de 1949.
Mi
querido hijito Agustín:
Se
acerca ya tu cumpleaños y me apresuro a felicitarte. Tengo esperanzas de verte
ese día por aquí, sobre todo para consolarme con tu ternura filial, pues
últimamente, y no obstante que sólo falta un mes para el casamiento de Laura, están
las cosas sumamente difíciles. Ya te contaré cuando vengas cuál es la conducta
indebida de ese sujeto. ¡Y, no obstante, Laura… como la fresca mañana!
No
voy a seguir con este tema lacerante, pues, como te digo, te escribo para
celebrar tus veinticinco primaveras. Ya recibimos tu última carta, y me alegro
de que ya no tengas dificultades en Hacienda. Yo te voy a pedir alguna ayuda,
en vez de que yo te diera la cuelga. Si es posible mi petición, me vendría de
perlas.
¿Qué
dicen tus negocios bancarios?
Tengo,
desde hace días, con motivo de las contrariedades, un frío intenso, como en la
médula de los huesos, y duermo muy poco; pero, allá también muy adentro, la
satisfacción de aceptar lo que Nuestro Padre Dios permite.
Te
mando las cartas de Nico, para que veas cómo le va a Nico con el Servicio
Militar.
Salúdame
a Nené y familia.
Están
haciendo tu papá y Mayito un salón para iglesia, diremos mejor capilla, en una
fábrica, por el camino de Atlixco.
Bueno,
mi Agustín, sé siempre bueno y ama de verdad a Dios Nuestro Señor y a la Virgen
Santísima.
Te
bendice y te abraza tu mamá.
Esperanza.